L os barrios fueron los auténticos protagonistas en el día de ayer, Sábado de Pasión, donde seis cofradías se pusieron en la calle llenando de incienso y cera modernas avenidas.

La primera en ponerse en la calle fue la pro-hermandad del Santísimo Cristo de la Sangre, que a los sones de la agrupación musical de la Sagrada Cena recorrió las principales calles de la barriada de El Higuerón.

Poco después, la cruz de guía de la hermandad de la Conversión iniciaba su recorrido desde la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, en la barriada de Electromecánicas. El Cristo lució con un exorno en tonos rojizos y a los sones de la Agrupación musical del Cristo de Gracia.

Mientras el Cristo de la Oración y Caridad se adentraba por las calles del Parque Azahara y Miralbaida buscando la iglesia de Santa Beatriz de Silva, donde hizo estación de penitencia, el Cristo de las Lágrimas del Parque Figueroa recorría las calles de su barrio exaltado por un nuevo sayón obra del joven imaginero Pedro Pila, inicio del misterio que la hermandad completará en los próximos años. El Crucificado de Miguel Arjona caminó a los sones de la banda de tambores y cornetas del Santísimo Cristo de la Fe y del Consuelo de Martos en un paso caoba exornado en clásico clavel rojo.

Entre los vecinos hay quien echó en falta a la Virgen de las Penas, que el año pasado procesionó y que este año, por decisión de la cofradía, se ha quedado en el templo. Como en años anteriores, fue muy emotivo el paso de la cofradía por la residencia de ancianos del Parque Figueroa.

También se pudo ver la evolución en la hermandad de la Presentación al Pueblo, en el barrio de Cañero, un barrio volcado con la cofradía que abarrotó la plaza principal para ver salir la imagen del Señor de los Afligidos, que caminó en su paso exornado con clavel color sangre de toro y escoltado por faroles. En lo que respecta al acompañamiento musical, estuvo a cargo de la agrupación musical de Nuestro Padre Jesús de la Redención, que volvió a ofrecer su clásico repertorio.

Pero sin duda la gran sorpresa del Sábado de Pasión fue la de la pro-hermandad de la O. La corporación de la iglesia de la Aurora puso en la calle un cortejo de cerca de un centenar de hermanos de luz que quisieron acompañar a la Virgen de la O en su primera salida procesional en vísperas de la Semana Santa.

El palio, que salió de una carpa anexa a la parroquia de la Aurora, parecía que llevaba años procesionando; así, estrenó la bambalina frontal bordada en aplicación por Antonio Villar y un exorno floral a base de flor blanca con una disposición muy acorde a una hermandad de barrio. La banda sinfónica de Dos Torres hizo el resto para vivir intensos momentos con gran sabor a cofradía de barrio, donde no faltaron las petaladas de flores al paso de la bella dolorosa que tallara el imaginero cordobés Antonio Bernal.

La última de las hermandades en recorrer las calles de la ciudad fue la titular de la pro-hermandad del Traslado al Sepulcro. Nuestra Señora de la Salud y Traspaso cruzó las calles del Arroyo el Moro y las Margaritas, en cuya iglesia hizo estación de penitencia. La imagen lució en un pequeño paso portado a costaleros y alumbrada, cuando el viento lo permitía, con candelabros arbóreos en las esquinas.

Se cerraba un intenso Sábado de Pasión con mucho frío en el ambiente, pero con calor, con mucho calor de los vecinos de los barrios que salieron a la calle a arropar a las jóvenes cofradías que dejaron el mejor prólogo para la Semana Santa que hoy comienza.