El Viernes Santo se abrió a las seis de la mañana en Lucena con la salida desde la Capilla de las cinco procesiones de la Venerable Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Como manda la tradición, la ciudad se vistió de morado, que es el color de las túnicas de santeros y hermanos de Jesús, acompañados por las penitentes enlutadas con velo y corona de espinas. A las tres de la madrugada se iniciaba la llamada de hermanos a cargo de la Hermandad de Tambores de Lucena y tres horas más tarde salían las cinco procesiones que fueron acompañadas por el Torralbo. El itinerario procesional Nazareno recorrió algunas de las calles más antiguas de la ciudad, siendo siempre llamativo el paso por las de Flores de Negrón o las Mesas. La lluvia impidió la salida del Santo Entierro y la Santa Cruz, así como los pasos de la Magdalena, San Juan y la Virgen del Socorro.

Ayer, Sábado Santo, la plaza de Santiago se abarrotaba para ver la salida de Nuestra Señora de la Soledad. Abriendo la solemne procesión fue la Agrupación Musical Santa Cruz de Benamejí y tras el palio la Banda de Música Virgen de la Angustias de Campillos. Cabe destacar las mantillas que acompañaron a un desfile procesional que se cuenta entre los más brillantes de la ciudad y que refleja la raíces históricas de la cofradía.