A la hermandad le ocupaba la responsabilidad de ser la primera en tener que decidir el Viernes Santo si salía o se quedaba en el templo ante los inquietantes pronósticos del tiempo. Y aunque bastante tenían con asumir esta responsabilidad ante sí misma, a nadie se le ocultaba que de lo que acordase la corporación de San Pablo podría depender el resto de la jornada, influenciando en cierta forma en los que los respectivos cabildos de agua de las otras cuatro hermandades del día pudieran considerar. En principio, La Expiración pidió media hora de cortesía para tan difícil acuerdo. Y todo ello con tímidos claros, para hacer más difícil la decisión, que se abrían entre nubes oscurísimas y amenazantes y una probabilidad de lluvia por hora del 75%, según la Aemet, en el momento de la salida de la cofradía. Pasada a esa media hora larga de cortesía, se seguía a la espera, hasta que a las 19.11 horas llegaba la comunicación oficial de la Agrupación de Cofradías de la suspensión de la estación de penitencia. Tras un acto penitencial para los hermanos, el templo abrió a las visitas de 20 a 21.30 horas.

Quedaba sin poderse admirar este año en las calles de Córdoba al Santísimo Cristo de la Expiración, a la Virgen del Rosario Coronada, todo el magnífico guión de esta cofradía y los sones de la banda de música de la Agrupación Musical Ecijana (Amueci), que cumplía un cuarto de siglo acompañando a Nuestra Señora del Rosario en Semana Santa. Un ejemplo de cómo la hermandad cuida sus raíces y sus tradiciones en todos los aspectos.