Era de esperar después del anuncio de cinco suspensiones de estaciones de penitencia en el amargo Jueves Santo de ayer. Pero no por ello dejó de sentar como un jarro de agua fría la noticia de que la hermandad del Cristo de Gracia suspendía su estación de penitencia, formalmente confirmada a las 19.11 horas por la Agrupación de Cofradías, seis minutos después de la hora prevista de salida y sin apurar siquiera la media hora de cortesía. No es que lloviera en esos momentos o de que las previsiones de chubascos fueran notables a lo largo de la noche, pero existía una enorme posibilidad de un fortísimo y desastroso episodio de agua y granizo.

Así las cosas, la cofradía decidió quedarse en su sede canónica de Padres de Gracia, abriendo después las puertas del templo para que los hermanos, los vecinos del barrio (muchos de ellos también muy dolidos por la suspensión) y la ciudad en general pudieran compartir un tiempo con la imponente imagen del Crucificado, que para la ocasión volvía a verse exornado con flores variadas, muchas de ellas especies originarias de América evocando el propio origen de la talla y, por supuesto, espárragos silvestres.