Mira que la lluvia había impedido a la Esperanza ir a la Catedral en su salida extraordinaria y en el pasado y lluvioso Domingo de Ramos. Pero este año, si hubo un problema fue el sol de justicia para el más del millar de nazarenos con su cubrerrostro de terciopelo verde. Porque, por lo demás, solo dio alegrías la hermandad de San Andrés, vengándose del año pasado con un espectacular encuentro, de eso que se daba cada muchos años en la puerta de San Andrés a su regreso, pero ahora en pleno corazón de Córdoba, con La Gitana de ojos verdes entrando por la Puerta del Perdón mientras su Hijo, Jesús de las Penas, salía del interior del templo.

Histórico. Emocionante. El Gitano, además, por fin pudo estrenar la túnica bordada por Jesús Rosado con diseño de Rafael de Rueda.

El exorno de los pasos, tal y como se esperaba, como toca y como es el carácter de la hermandad: espectacular, calculadamente excesivo, ajustadamente explosivo... todo ello con rosas y alhelíes. Y por supuesto, no faltó la cuesta del Bailío, donde volvió a desatarse auténticas pasiones. Casi de lo poco que no ha sido novedad en el recorrido de este año de la nueva Semana Santa, a la que tan bien se ha adaptado La Esperanza.