Taufiq Sayagh, de 48 años, y su familia quedaron tristemente sorprendidos cuando las autoridades israelíes rechazaron su petición para salir de Gaza y asistir a las celebraciones de Semana Santa en Cisjordania y Jerusalén. En la principal iglesia griega-ortodoxa de Gaza capital, la de San Porfirio, en el barrio Zeitún del casco antiguo, Sayegh se lamenta junto a su mujer y sus tres hijos de pasar allí el Domingo de Ramos, el primer evento de Semana Santa -que este año celebran al mismo tiempo ortodoxos y católicos- en vez de siguiendo los pasos de Jesús al entrar a Jerusalén desde el Monte de los Olivos. «Es muy triste que no nos hayan permitido ir con el resto de los cristianos (...) Vivimos tiempos difíciles, de guerra y destrucción, por lo que siempre rezamos para que la paz y la tranquilidad dominen el universo y la Tierra Santa», cuenta ante la entrada del templo en el que se arremolinan hombres, mujeres y niños de esta minoría religiosa entre una población de cerca de dos millones de musulmanes.Israel impuso un bloqueo sobre el enclave costero tras la toma del poder del movimiento islamista Hamás en el verano de 2007 y, desde entonces, la comunidad cristiana de este territorio ha disminuido notablemente, cayendo de los 4.000 que había antes de esa fecha a los 1.100 registrados ahora, según cifras oficiales. «El férreo bloqueo israelí está impuesto sobre cristianos y musulmanes por igual», observa Ibrahim Yahshan, miembro del coro de la iglesia ortodoxa, que añade que todo el mundo se pregunta hasta cuándo se mantendrá esta situación y «si sus hijos podrán disfrutar del derecho de agitar las hojas de palma en Jerusalén» un Domingo de Ramos. Hasta que suceda, las familias de Gaza conservan sus propias tradiciones para la Pascua.