Antonio Banderas y su corazón cofrade, como reza la letra del himno de María Santísima de Lágrimas y Favores, se reencontraron ayer una vez más con su Virgen de Málaga en un año especial para el actor después del ataque cardíaco que sufrió el pasado 26 de enero.

A su llegada a la iglesia de San Juan Bautista entre el habitual revuelo y la expectación mediática, Banderas admitió que «sin duda» este reencuentro era muy especial tras lo ocurrido en los últimos meses.

También aseguró que afronta la Semana Santa de su ciudad «con muchas ganas» y que no solo le iba a pedir por él a su Virgen de Lágrimas y Favores de las Reales Cofradías Fusionadas de Málaga, sino «por todos».

Banderas estuvo acompañado de su pareja, la holandesa Nicole Kimpel, de su hermano Francisco Javier y de otros familiares y amigos. Uno de los momentos más emotivos llegó cuando los hombres de trono y los cofrades se abrazaron y, mirando a su Virgen y meciéndose a derecha e izquierda, entonaron la marcha «Lágrimas de San Juan».

«Corazón cofrade, somos fusionados, miramos al cielo, un espejo azul Domingo de Ramos» cantó un Banderas emocionado, con la cabeza alzada hacia su Virgen y con la mano unas veces sobre su corazón y otras agarrando fuertemente la medalla de la cofradía.