Conseguido el traslado de la Carrera Oficial, debemos tener en cuenta que lo esencial es que todos seamos conscientes de que vamos a hacer una estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral para adorar al Santísimo.

Somos asociaciones religiosas, que un día al año realizamos una protestación pública de fe. Si esto lo tenemos claro, la participación de nuestros hermanos será responsable y redundará en el correcto discurrir de nuestras cofradías y así será captado.

Actualmente se está perdiendo un poco el sentido de lo que debe ser una cofradía en la calle. Se tiende más a la cofradía espectáculo que a lo que verdaderamente debe de ser. No cabe duda de que el diferente carácter de las hermandades de la ciudad dan lugar a distintos estilos, pero esto no es óbice para que se pierda el carácter religioso y de respeto. Dentro de una sociedad cada vez más compleja y secularizada en donde la educación, la falta de valores y de respeto están a la orden del día, debe ser misión nuestra convertirnos en hermanos responsables y comprometidos con la Iglesia y nuestra hermandad.

Siendo la piedad popular una de las grandes semillas de la Iglesia para evangilizar, hay que mirar a lo que hay de sustancial. El futuro de las hermandades está en nuestras manos y si somos capaces de transmitir estos valores, la continuidad de nuestras corporaciones estará garantizada.