La mañana de ayer, Martes Santo, tuvo el aroma de la misa crismal, en la Catedral, presidida por el obispo, Demetrio Fernández, y concelebrada por el obispo de Bilbao, Mario Iceta, y los sacerdotes del presbiterio diocesano. «El protagonista es el Espiritu Santo, que unge a Cristo y a su Iglesia, y nos

hace otros Cristos», comenzó diciendo el prelado en su homilía. Después, renovación de las promesas sacerdotales. Tarde y noche, las hermandades proclamaron su «compromiso cristiano», mostrándonos imágenes impresionantes como la Agonía, el Cristo de la Universidad y el Prendimiento. Temblor y angustia, cuerpo destrozado, manos divinas bien atadas. «¡Qué condición tan generosa tienes!», dice Lope de Vega. Y tan sublime.