La reanimación cardiopulmonar (RCP) de un paciente en parada cardiorespiratoria por parte de un ciudadano no sanitario debe eludir la maniobra del boca a boca y tomar medidas de protección frente a un posible contagio de coronavirus, como el uso de guantes y mascarillas.

Como consecuencia de la pandemia, la Empresa Pública de Emergencias de la Junta de Andalucía (061) ha revisado sus recomendaciones para la realización de la RCP por parte de la ciudadanía mientras llega el equipo de emergencias, acción que eleva en un 30 por ciento la supervivencia de las personas en parada cardiorespiratoria.

Así lo describe el responsable del Grupo del Proceso Parada Cardiorespitaria y coordinador de todos los procesos asistenciales, Fernando Ayuso, que advierte de que, aunque "en el contexto del coronavirus han cambiado muy pocas cosas en esas maniobras", sí es preciso tenerlas en cuenta para evitar contagios.

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Ahora, "no se recomienda que se haga el boca a boca porque puede haber contagio, ni que nos acerquemos a la boca del paciente para oír y sentir que respira, sino que simplemente miremos el pecho para ver si se mueve", señala el médico, que desarrolla su labor en la sede del 061 en Córdoba.

Además, ahora se aconseja que el reanimador se ponga "unos guantes, si es posible, para hacer las maniobras de reanimación y una mascarilla" y otra "a la persona que va a ser reanimada, si las tenemos a mano".

Con esto último se trata de "impedir que salgan partículas del aparato respiratorio del paciente, los llamados aerosoles, y que de alguna forma nos pueda contaminar", para lo que también se puede utilizar un pañuelo o elemento similar.

"Cualquier cosa puede venir bien", afirma, lo que se acompaña en su caso con el giro de la cabeza del paciente para un lado, maniobra que sustituye a la de mente-mentón, que es la habitual para la apertura de las vías aéreas antes de empezar las compresiones a un ritmo de cien por minuto.

De todas formas, "el boca a boca no es fácil hacerlo bien y el problema que tiene es de riesgo, de poder contagiarse", no sólo ahora con el covid-19, sino "en los casos que no se conoce a la persona a la que se le va a practicar la RCP", debido a que "quién nos dice que no puede tener cualquier enfermedad infectocontagiosa, por lo que realmente es una maniobra peligrosa".

"Si estás con un familiar y sabes que no tiene ningún problema de salud -argumenta-, cualquiera se pondrá a hacer el boca a boca, pero si es alguien que no conoces, es un riesgo y es recomendable sólo las compresiones".

Aunque la mejor opción es tener a mano un desfribilador, "fundamental porque, si llega a tiempo, podemos estar hablando de supervivencias por encima del 80 por ciento, eso es brutal”, señala el responsable del 061, aunque un 50 por ciento es lo que señalan las estadísticas de lo que se logra sólo con la RCP. En todo caso lo que se persigue "es ganar tiempo, mantener al paciente en la mejor situación hasta que llega el equipo de emergencias", enfatiza.

Para el uso de este aparato, cada vez más extendido en Andalucía a través de los espacios cardioprotegidos, "es pertinente que la persona que usa el desfibrilador tenga capacitación para hacerlo, son unos cursos muy cortos que se hacen, es muy sencillo", por lo que, donde se instalan. "siempre se forma a un número suficiente de personas para que siempre haya alguien que sepa usarlo".