Juan Manuel Moreno, líder del PP andaluz desde hacía apenas cuatro años y medio, se convirtió el 16 de enero en el sexto presidente de la autonomía andaluza y el primero que no pertenece al PSOE después de casi 37 años. Un reto que ninguno de sus antecesores logró, pese a obtener mejores resultados electorales, y que ha sido posible únicamente con el apoyo de Ciudadanos pero también de Vox, un modelo de pacto que pretenden exportar a otras administraciones. La formación de extrema derecha, desde el primer momento, quiso dejar claro que ellos habían permitido un «cambio histórico» que relega a los socialistas a la oposición. Desde el PSOE, Susana Díaz apuntó que ejercerán de dique de contención frente a «los retrocesos y la involución» del gobierno conformado por los «herederos del franquismo».

Poco antes de las cinco de la tarde del 16 de enero, el Parlamento proclamó a Moreno presidente de la Junta, en primera votación y por mayoría absoluta. 59 votos frente a los 50 en contra procedentes del bloque conformado por PSOE y Adelante Andalucía. El líder del PP, en un tono mucho más relajado que el día anterior, no ocultó su felicidad por un escenario en el que «siempre creyó», según aseguró nada más ser investido. Tras comunicarse su nombramiento al Rey y salir publicado en el Boletín Oficial, Juanma Moreno tomó posesión del cargo el viernes 18 de enero en un acto multitudinario en el que estuvo arropado por su familia, así como por el actual presidente del PP, Pablo Casado, y su antecesor en el cargo y exjefe del Ejecutivo nacional, Mariano Rajoy. Con ellos asistió el fin de semana a la convención nacional del partido convertido ya en uno de los barones territoriales más poderosos, pese a gobernar en coalición y en minoría. A comienzos de semana dio a conocer la composición de su nuevo gobierno, integrado por 11 consejeros. Como primeras medidas a aprobar, anunció la realización de una auditoría integral de la Junta para conocer el estado financiero de la administración y sus empresas públicas, además de aprobar las iniciativas para bonificar al 99% el impuesto de sucesiones y dejarlo como ya tiene la comunidad de Madrid.

Pero antes de llegar a ese momento, Moreno Bonilla tuvo que dar la réplica a los partidos políticos. Una jornada en la que se evidenció cómo serían los siguientes meses en el Parlamento, con un bloque de izquierdas afanado en dibujar un escenario de precariedad y retroceso de los derechos sociales con el nuevo gobierno, y tres partidos que, pese a que muestran una gran sintonía ideológica y quieren exportar el pacto de este campo de pruebas de la derecha, compiten por un mismo espacio electoral. Y además, dos de ellos tratan de marcar distancias. El 23 de enero tomó posesión el nuevo Gobierno andaluz en el Palacio de San Telmo. El presidente de la Junta se mostró convencido de «la expresión del cambio» que suponen sus nuevos consejeros -seis del PP y cinco de Cs- y valoró «el esfuerzo y generosidad» de ambas formaciones para sortear «todos los obstáculos» que se han encontrado durante las negociaciones. Dos consejeros son cordobeses: La consejera de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo, Rocío Blanco, y el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre. Moreno resaltó la «solvencia, experiencia y capacidad» de trabajo de un «equipo de primera».