La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, anunció el 8 de junio una remodelación de su gabinete. Mantuvo las 13 consejerías e incorporó cinco caras nuevas y un cambio de cartera con Rosa Aguilar, que asumió Justicia e Interior procedente de Cultura, donde se incorporó el hasta entonces portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Vázquez. Díaz decidió abordar esta crisis de Gobierno para afrontar la segunda mitad de la legislatura 24 horas después de su comparecencia en el Parlamento andaluz para debatir la situación política de la comunidad y 18 días después de su derrota ante Pedro Sánchez en las primarias a la secretaría general del PSOE. La presidenta de la Junta optó por mantener al núcleo duro de su gabinete con Manuel Jiménez Barrios como vicepresidente. Las novedades que incorporó Díaz afectaron a carteras clave del Ejecutivo como Educación, con un guiño al movimiento sindical con la entrada de Sonia Gaya Sánchez, responsable de institucional de UGT-A; Empleo, a donde llegó Javier Carnero, consejero delegado de la empresa de Turismo Andaluz, y Salud, a la que se incorporó Marina Álvarez Benito, gerente del hospital Reina Sofía de Córdoba, especialista en cáncer de mama y Medalla de Andalucía en 2013. El parlamentario del PSOE por Almería Rodrigo Sánchez Haro -que actuó de portavoz en la comisión de investigación sobre los cursos de formación-- fue nombrado consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural.

Con el cambio en Salud, Díaz renovó un departamento que fue foco de protestas ciudadanas en la calle, las cuales desembocaron en la destitución de varios altos cargos del Servicio Andaluz de Salud (SAS) como consecuencia de las fallidas fusiones hospitalarias, especialmente en Granada. Este asunto dejó tocado a Aquilino Alonso. Adelaida de la Calle salió por el decreto de Educación Infantil y Maldonado por los cursos de formación.