Era una aspiración cofrade de hacía años... décadas incluso, aunque siempre visto como casi un utópico anhelo. El caso es que experiencias como el Vía Crucis del Año de la Fe (del 2013), la Magna Mariana (2015) y la Semana Santa del 2016, donde manteniéndose la carrera oficial en Claudio Marcelo y Las Tendillas todas las hermandades programaron pasar por el primer templo cordobés, despejaron incógnitas o, al menos, demostraron que el proyecto era realizable. Así, en octubre del 2016 las hermandades tomaron un histórico acuerdo para el mundo cofrade (no puede calificarse de otra forma, teniendo en cuenta las connotaciones no solo para las corporaciones, también para la imagen y la economía de la ciudad) y acordaron la ingente tarea de planificar una nueva Semana Santa.

Fue un trabajo laborioso. Primero, hubo que decidir qué modelo de carrera oficial proyectar y, segundo, conjugar los intereses, derechos adquiridos e itinerarios de las hermandades día por día y minuto a minuto, con enormes renuncias por parte de muchos y mientras las polémicas arreciaban, tanto dentro como fuera del mundo cofrade. Por no hablar de la necesidad de coordinarse con el Ayuntamiento para los trabajos de varios servicios afectados por el cambio: Policía Local, Infraestructuras, Sadeco, Aucorsa...

Y mientras, el sector hostelero (sobre todo los establecimientos turísticos) saludaron la decisión de las cofradías por el impacto que tendría en la imagen de la ciudad y, en general, en la economía. Las reticencias de los colectivos vecinales (salvo algún caso a favor) fueron, mientras, exponencialmente en aumento conforme se acercaba la nueva Semana Santa.

Paralelamente, y de forma casi providencialmente prevista, por fin se obtenía el visto bueno de la Unesco, de la Junta y del Ayuntamiento para el proyecto de abrir la segunda puerta en el muro Norte de la Mezquita-Catedral. De entrada, se aprovechó el vano totalmente abierto de la segunda puerta, antes de acometer las preceptivas catas arqueológicas, para el paso franco de las cofradías. Hay que recordar que la segunda puerta no era imprescindible para este cambio de carrera oficial, pero contribuyó como ningún otro factor al proyecto.

Respecto al desarrollo de la Semana Santa 2017, que pregonó el colaborador de Diario CÓRDOBA Francisco Mellado, cabe decir que el malestar vecinal fue parejo a la satisfacción del Ayuntamiento por el logro organizativo y falta de incidentes graves y al entusiasmo cofrade. Eso sí, dejando muchísimas cuestiones por pulir, tanto dentro como fuera de las hermandades: evitar aglomeraciones en días y horas claves, el orden en el Patio de los Naranjos, ajustar los palcos... La Semana Santa 2018 servirá de sacramento de confirmación al agitado sacramento del bautismo que fue la Semana Santa del 2017.