La primera decisión nutricional que los padres deberán tomar acerca de la alimentación de su recién nacido es elegir entre el amamantamiento o el biberón. Los expertos en medicina aseveran que lo mejor para los bebés es la lactancia materna. De hecho, la Academia Americana de Pediatría recomienda que, al menos durante los primeros seis meses de vida, los recién nacidos se alimenten de leche materna exclusivamente. Esto se puede conseguir de dos maneras: dando el pecho o el biberón. A veces, optar por un método u otro depende de lo cómoda que se sienta la madre en esta circunstancia y de la satisfacción que sienta el bebé. La madre también puede extraer su leche mediante un sacaleches para que el bebé pueda tomarla por sí solo, siempre que antes se establezca la temperatura perfecta con aparatos como estos calienta biberones.

Aunque la lactancia puede y debe proseguir durante el primer año de vida de los pequeños, incluso a veces más tiempo, poco a poco se podrán ir introduciendo alimentos sólidos en la dieta del bebé que, a partir de los seis meses, empieza a necesitar más comida. Aproximadamente a esa edad, la leche materna empieza a no ser suficiente para proveer la energía necesaria y por eso se piensa en otros nutrientes que tengan más sustancias

Muchas personas piensan que el alimento por el que hay que empezar es la fruta, los cereales o la verdura, entre muchas otras opciones. Sin embargo, esto es algo totalmente indiferente. Si se eligen los cereales, lo importante es que sean sin gluten, al menos durante los primeros días de toma. Es poco probable que un bebé pueda presentar síntomas alérgicos, pero no imposible. Por ello, lo ideal es controlar al máximo la situación. Es recomendable que siempre que se den los alimentos a los pequeños sea de uno en uno y a la hora de comer, ya que si se hace a la hora de la cena las reacciones pueden aparecer mientras el niño o niña duerme.

Se puede hacer una papilla de arroz un poco pasado y dársela al bebé, acompañada de un trozo de pan para que lo chupe hasta que se quede demasiado blando. Otro alimento conveniente es la fruta; la más típica es la pera por ser la más jugosa, pero también se puede elegir manzana, naranja o plátano. Cuando el pequeño haya probado muchas frutas, se puede optar por hacer combinaciones en forma de puré.

También se debe saber que es realmente importante añadir hierro a la dieta del bebé, sustancia que se incluye en el pollo, el pescado o el huevo. Se puede hacer patata hervida en trozos con aceite de oliva, añadiendo pollo a la mezcla. Poco a poco, este plato se puede complementar con variadas verduras: judías, zanahoria, cebolla, tomate, etc. Aunque esta última opción no se recomienda hasta los doce meses. También puede servir el pavo, pero cabe destacar que sea cual sea el tipo de carne, la cantidad estará limitada a los 20 o 30 gramos.