Éxito asegurado con un aliño a base de lima, wasabi y mostaza de semillas

En la oferta hostelera del buen comer en Córdoba existen los llamados clásicos, sitios de referencia a los que todo aquel que aprecie la buena gastronomía no puede dejar de visitar. Ese rango se suele ganar por el tiempo que lleva el establecimiento abierto, pero no se engañe, ya pueda llevar abierto un bar 50 años que, si no tiene buena comida y un servicio acorde, no entra en esta clasificación selecta que se le plantea. Quien sí lo ha hecho, a base de no escatimar en esfuerzos desde su apertura en 1999 para seguir una misma línea marcada por una calidad, es Casa Fran, un mesón restaurante, como le gusta denominarlo a Fran, su propietario; en el que degustar unos platos ‘clásicos’, pero con ‘toques’ especiales.

Que el horno reviente, coma y ríase la gente

Cuando llegas a Casa Fran es como llegar a casa propia. Un ambiente distendido, una clientela que se conoce del barrio o simplemente por coincidir a la hora de la cerveza en la barra (eso era antes, ahora con las restricciones por el COVID19, ya no hay tertulias de codo apoyado). De fondo, se puede escuchar el ajetreo en cocina y una música animada que hace que el ritmo no baje entre los fogones. Una vez ubicado en mesa, no olvide llamar para reservar, se encontrará con un mantelillo de papel que invita a la lectura. Léalo, es la historia de Casa Fran y su hermano y vecino restaurante El Azafrán, también ubicado en la calle Manuel Fuentes Bocanegra. “Que el horno reviente, coma y ríase la gente” es la última frase que se lee en ese trozo de papel. Seguro que la que vuelve a leer pensando en que es muy buen refrán e intentan memorizarlo. A todos le pasa. A un servidor, también. Pues con su historia sabida y esa frase que guarda un mensaje tan potente, ya está todo listo. Solo falta examinar la carta, o dejarse aconsejar, y pedir para probar cuantos más platos mejor. O vuelve otro día y sigue por dónde lo dejó.

Tartar de ibérico del mar

Si del cerdo se aprovechan hasta los andares, del atún rojo se aprovechan hasta los ‘nadares’. De ahí que se le conozca a este producto gourmet como el ibérico del mar. Hasta 24 piezas diferenciadas se pueden sacar de un atún rojo, con las que hacer las delicias de los comensales. Materia prima de calidad es la que le proporciona a Casa Fran su proveedor de confianza para poder ofrecer siempre el mejor atún de almadraba. “Lo compramos en temporada y envasamos al vacío para tenerlo siempre en perfecto estado y no fallarle a nuestra clientela”, explica Fran. En concreto, para elaborar su tartar escogen “la punta de la lomada”, con lo que consiguen que el plato salga siempre “bordado y con un sabor inconfundible”. Pese a ser un plato que lleva tiempo ganando adeptos, Fran considera que “ahora está más de moda que nunca”. De hecho, es un fijo de su carta y va escalando puestos entre las elaboraciones más demandas.

Utilizando el tipo de corte brunoise, la lomada del atún rojo está más cerca de convertirse en tartar, pero con los dados ni muy grandes ni muy pequeños, “para que tenga una buena presentación”. Uno de los mejores platos de tartar de Córdoba lleva, acompañando al atún rojo: aguacate, mango, cebolla fresca y aceite de oliva. A esto hay que sumarle una cuidada maceración con un aliño con base de lima, wasabi y mostaza de semillas. Lo sentimos, no todos lo ingredientes están escritos aquí. Aunque con estos datos ya pueden comenzar a imaginar su sabor, aunque mejor dejen la imaginación para otros menesteres. Hagan su reserva y prueben el tartar de Casa Fran.

Datos de interés

  • Teléfono:957 84 60 96