Los ciudadanos han visto como durante los meses del confinamiento que hemos vivido la atención médica en su centro de salud ha dado un giro, primando el contacto telefónico con su médico de familia o enfermera frente a las visitas presenciales. Ahora, terminado el estado de alarma, se preguntan si todo volverá a ser como antes del 14 de marzo y cuándo. Alfredo Moyano es el director de la Unidad de Gestión Clínica de Atención Primaria de Pozoblanco.

-¿Cómo está funcionando el centro de salud a día de hoy, ha vuelto a la normalidad?

-En el centro de salud de Pozoblanco lo que pretendemos es que cuando el enfermo entre en la consulta el médico sepa a qué viene. Me explico, ahora, tal y como tenemos hechas las agendas, en Salud Responde y en las aplicaciones informáticas solo se puede dar cita telefónica al usuario. El médico le llama y valora qué es lo que tiene. Nos hemos dado cuenta de que la cita telefónica es tremendamente práctica y que se va a quedar aunque el coronavirus se vaya, porque hay un porcentaje altísimo de consultas que telefónicamente se resuelven. Por ejemplo, la recogida de analíticas, control de crónicos o pruebas de rutina, resultados de citologías, partes de confirmación de baja, renovación de recetas y otras muchas, yo creo que hasta el cincuenta por ciento. En caso de que se vea necesario verlo en persona se le hace venir a consulta. En este tiempo se metió en cartera la atención médica telefónica por evitar las aglomeraciones en el centro de salud porque eso favorece el contagio, no porque el centro sea un punto de contagio, sino por la persona que pueda llegar lo traiga. En el caso del paciente que pida cita directamente en el mostrador del centro de salud, se le hace una serie de preguntas sencillas, porque los administrativos tampoco tienen por qué entrar en la intimidad del paciente. Todo lo que tenga relación con un proceso respiratorio como puede ser dolor de garganta, tos, fatiga o fiebre se deriva a una consulta de respiratorios. Allí el paciente tiene una sala de espera sin mezclarse con otro tipo de pacientes y el médico que le va a ver se protege especialmente con un equipo individual de protección. Se les asiste allí haciéndoles las pruebas que se vean convenientes, de tal forma que no se puedan o deban escapar cuadros clínicos que sean coronavirus.

-¿Si hay que hacerle una PCR se la hacen en esta consulta al momento?

-Se le puede hacer o se le cita esa misma mañana en la puerta el hospital, donde se la hacen en su propio automóvil cuando llegan y, si son ancianos, se la hacen en el domicilio. Lo que se trata es desligar de las patologías normales y múltiples que puede haber en un centro de salud las que puede ser específicamente de procesos respiratorios que cursan con fiebre y que aparecen bruscamente. Eso se empezó a hacer desde que se declaró el estado de alarma por el coronavirus. Hemos hecho incluso alguna pequeña obra para crear esta consulta específica que se limpia de forma especial. Por otro lado, en la entrada del centro de salud se ha colocado una cinta para dirigir al personal que llega al mostrador para evitar que ningún usuario llegue a las consultas buscando a su médico por su cuenta, sino que todos pasen por el mostrador y allí se cribe.

-¿Han aceptado los pacientes esta nuevo forma de atención?

-Algunos pacientes parece que prefieren la visita personal, que se va a mantener si hay que ver y explorar, pero si no es así mantendremos este sistema porque si hay un repunte queremos estar prevenidos sin salas de espera masificadas ni afluencia masiva. El circuito covid, como lo llamamos, es fundamental.

-¿Como ha repercutido en la actividad asistencial en general la crisis sanitaria vivida?

-Si bien es cierto que las urgencias han funcionado con normalidad, al principio de la crisis la ciudadanía aguantó sin venir las patologías banales y ahora tenemos patologías con demora. Por ejemplo, quien ha sufrido problemas de rodilla al final ha tenido que venir. Ahora nos estamos poniendo al día de todo, se dejó de hacer control de crónicos y ha vuelto, así como los controles de enfermería, las citologías, las retinografías o las vacunas infantiles, entre otras. Lo único que no hemos recuperado todavía es la educación materna, estamos buscando un lugar para hacerla que no sea recinto cerrado.

-Hace unos días se concentraron en protestas por las agresiones al personal sanitario. ¿Son comunes aquí?

-Hace unos meses hubo una agresión verbal a una pediatra y recientemente hubo otra que, además, me tocó presenciar porque me llamaron. Es triste, aunque no haya agresión física, pero cuando ves la vejación con la que se trata al profesional o la amenaza... eso es tan fuerte como una agresión física. Con la concentración queríamos trasladar a la ciudadanía que ni queremos ni estamos dispuestos a tolerar las agresiones ni tiene sentido que ocurra porque rompemos la relación médico-paciente de esa manera que no lleva a nada.

-¿Cómo se prevé el verano en cuanto a sustituciones?

-Muy mal, como todos los veranos, porque médicos en bolsa no hay, no hay paro. Pero la gente se tiene que ir de vacaciones porque llevamos unos meses muy duros. A mí me preocupa que estando menos gente tengamos un rebrote. En mi unidad, al inicio de la pandemia, como no hay médicos de familia, se contrató a dos médicos que no han hecho el MIR, son licenciados y se les va a renovar hasta septiembre. En el caso de enfermería, como sí hay en bolsa, se les ha dotado de sustitutos.

-Qué mensaje lanza a la población en estos momentos?

-Que sigan las instrucciones de protección, que guarden las distancias y, si no pueden, que se pongan mascarillas y se laven las manos, que es fundamental. Esto no se transmite porque una persona toque un objeto y después lo haga otra persona. Es contacto directo bien por la piel o hablando. Siguiendo estas pautas se darán casos aislados pero no masivos, que es lo que no puede soportar un sistema sanitario. Nuestro hospital está preparado para llevar esos casos aislados. Yo pediría a la población que colabore con las normas que tenemos en el centro, que todo se hace para prevenir un posible rebrote hasta que llegue la vacuna.