Dieciséis muñecas, una de ellas de categoría infantil, ardieron la noche del sábado, 18 de abril, en Pozoblanco. Se cumplía así con el ritual que se repite cada año por las fiestas de San Isidro Labrador. La muñeca, de nombre Filomena, representa a la mujer que, según cuenta la tradición, tentó la virtud del Santo. En Pozoblanco asociaciones de todo tipo y vecinos a título particular las confeccionan con los materiales que fijan las bases del certamen que auspician la cofradía del santo labrador y el Ayuntamiento. Suelen representar escenas de la vida cotidiana, pero también otras relacionadas con la actualidad social.

Su quema es una excusa para que los vecinos se reúnan y disfruten de una agradable velada.

Pero ese sábado 18 de mayo, además, la noche de Pozoblanco se tiñó no solo de fuego, sino también de música, aunque en este caso los sones provenían de la II Noche Blanca de Serenatas a María Auxiliadora que los salesianos organizaron con motivo de la gran fiesta mariana de la congregación religiosa que celebran esta semana. Los cantos salían de las gargantas bajo las hornacinas dedicada a la Virgen en distintas calles del municipio.

La música también fue protagonista en la noche del vienes 17 de mayo, de la mano de la banda municipal de Pozoblanco, que este año cumple sus 150 años de vida. Con este motivo organizó un baile entre la calle Mayor y la Costanilla del Risquillo. Allí numerosas parejas bailaron al ritmo de la popular banda, mientras otros preferieron solo disfrutar de la buena música.

Y es que mayo, como en otros muchos lugares de Córdoba, es el mes de las fiestas populares. Se abría con las tradicionales cruces que visten las asociaciones y algunos particulares que tienen como fin, en la mayoría de los casos, recaudar fondos para sus distintas activides a lo largo del año.

No se habían acallado los sones de la fiesta crucera cuando el barrio de San Gregorio se engalanó para recibir por su calles al santo que es Patrón de Pozoblanco. Durante varios días se sucedieron actos en los que participaron desde los alumnos del colegio Virgen de Luna a los vecinos de Pozoblanco, que subían a la de la ermita para disfrutar de la tradición; la quema del corcho, , las dulces arropías o los garbanzos tostaos, con la emoción de la familia del hermano mayor y el entrante.

Tras las fiestas de María Auxiliadora, que llena las calles de familias por donde pasa, los fieles ya están preparando la salida de La Milagrosa, para comenzar, a continuación, los preparativos que van a llevar a los pozoalbenses a despedir el próximo 9 de junio a la Patrona, María Santísima de Luna, que se despide de Pozoblanco, un año más, para volver por unas horas a su santuario, desde donde será recogida por sus devotos de Villanueva de Córdoba al día siguiente.

La Virgen de Luna será despedida en cada una de las iglesias parroquiales de Pozoblanco; el tambor de nuevo sonará pero en esta ocasión con aires de despedia temporal. Regresará el 16 de febrero del año 2020.