Hay montaña. Da igual. Se anuncia contrarreloj. Tanto da. La llegada es al esprint. Da lo mismo. Alejandro Valverde, como si tuviera máscaras, como si variase el discurso según una escena u otra, se transforma y siempre lo hace de igual manera. Para ganar. Ya es el líder de la Volta, quizá de forma inesperada, aunque un triunfo del corredor murciano, como el de ayer en Valls, no es una sorpresa si no más bien una sana costumbre ciclista. Lo lanzó su amigo, compañero y paisano José Joaquín Rojas. Pero tampoco habría ocurrido nada grave si se presenta en la meta sin compañeros. «He ganado aquí al esprint y también en solitario», palabra de Valverde que sumó en la capital del Alt Camp la tercera victoria personal. Y como siempre se acordó de quien fue su compañero en el Movistar, Xavi Tondo, ciclista local, que murió en el 2011. La llegada de la ronda catalana estaba situada frente al pabellón que lleva su nombre. ¿Debe o tiene que encontrar alicientes Valverde para ganar? No es necesario, pero en Valls, aparte de la dedicatoria a su compañero fallecido, halló un motivo. Calidad le sobra al veterano ciclista murciano, que con 38 años parece más joven que nunca sobre la bicicleta.