La halterófila española Lydia Valentín, que acaba de conquistar su cuarto Campeonato de Europa, ha explicado que su único secreto durante 20 años de carrera ha sido "trabajar, trabajar, trabajar y trabajar", ya que es la única forma de "dormir tranquila" sabiendo que nadie va llegar a su casa a decirle que ha dado positivo y que tiene que "devolver la medalla", como le ha ocurrido en los últimos años a muchas de sus rivales, según Europa Press.

"No concibo el deporte de otra manera, lo otro es 'show', mentir al espectador y a todo el mundo. No, no se puede. Además, (las dopadas) son gente rara, solo hay que verlas en el podio. Yo me vuelvo cuando loca cuando gano una medalla, ellas ni se inmutan. Duermo tranquila porque sé que nadie va a venir a mi casa diciéndome que he dado positivo y que tengo que devolver la medalla", explicó Valentín en los Desayunos Deportivos de Europa Press, patrocinados por Liberbank, Loterías y Apuestas del Estado (LAE) y Repsol.

La leonesa compareció nada más finalizar "un Campeonato de Europa histórico" en Bucarest, donde España se ha colgado 13 medallas. "Son muchos años de dedicación y ahora hemos tenido la recompensa. El secreto es trabajar, trabajar, trabajar y trabajar. Siempre ha sido así", dijo la campeona continental, éxito que también alcanzó Josué Brachi en la categoría de 56 kilos.

Valentín: "Duermo tranquila porque nadie va a venir a mi casa diciendo que he dado positivo"

"A Josué le queda muchísimo camino por recorrer y acaba de hacer historia. Que yo sea su espejo es algo mágico e increíble. Hace unos años era imposible pensar que un español o española fuera campeón del mundo de halterofilia, gracias a mí lo ven imposible y además de una forma totalmente limpia. Las palabras de Brachi me emocionaron", reconoció sobre la dedicatoria del sevillano.

Respecto al lazo con la bandera de España que llevó en la cabeza durante el Europeo, Valentín dijo que se siente "súper española" y que le gusta "sentir el himno y la bandera", aunque ve difícil poner letra al himno. "Si se pone una letra que sea increíble, pero va a ser difícil que todos los españoles se pongan de acuerdo, así que mejor que se quede sin letra", pidió.

Recordando su trayectoria, la de Camponaraya apuntó que empezó a practicar la halterofilia "con 11 años y de casualidad". "Era niña muy deportista, me gustaba verlos y practicarlos todos. El entrenador de mi pueblo se fijó en mí y se quedó enamorado de que una chica tuviera tanta calidad y tanto afán para ganar a chicos y chicas de cualquier edad. Con eso se nace, no se crea. Me enganché a la halterofilia, dejé el atletismo y el baloncesto para centrarme totalmente. Todos los entrenadores me querían para todos los deportes, era un portento de niña", rememoró sobre su infancia.