Francia o España juegan este fin de semana la última eliminatoria de Copa Davis con el formato tradicional. El equipo ganador aún tendrá una última oportunidad en la final para ganar la última ensaladera como la creó en 1900 Dwight Davis. Después de 118 años el tenis ha anunciado un cambio drástico de su torneo más emblemático que cuesta digerir. "La llama de la Copa Davis no se apaga", decía Marck Woodforde, extenista y representante en Lille de la Federación Internacional de Tenis (FIT) en su discurso de bienvenida en el sorteo de los partidos. No hubo demasiados aplausos.

Franceses y españoles valoran de forma muy distinta la reforma. "Mis sentimientos están a flor de piel. En esta competición he vivido momentos excepcionales. Jugar eliminatorias como la final del año pasado en Lille es inspirador y único para los jugadores. Ya nadie volverá a vivir algo así”, valoraba con nostalgia y decepción Yannick Noah, ganador de cuatro Copa Davis como capitán francés. Sergi Bruguera tiene una opinión muy diferente. "Creo que la reforma está bien. La Copa Davis necesita a los mejores jugadores y ahora no los tenía. Con el nuevo formato creo que los tendrá”, decía.

LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD

"El cambio ha sido brusco pero todo lo que sean ideas nuevas hay que probarlas y si no funcionan se puede volver adonde estábamos”, argumenta Pablo Carreño. "El nuevo formato es superatractivo pero el problema es encajarlo y ver si tiene futuro, obviamente se van a perder muchas cosas bonitas, como jugar en casa, la emoción especial, el apoyo de tu gente", valora Feliciano López, el más veterano del equipo y que ha sentido la sensación especial de la competición muchas veces. Esa adrenalina que te ayuda a superar las dificultades o la presión que agobia. "Hay que aprovechar nuestro último año de Copa Davis e intentar conservar el título", decía Lucas Pouille, número 1 francés.

Las federaciones acordaron el cambio de formato en la asamblea celebrada el pasado 16 de agosto en Orlando y ceder los derechos de la competición a la empresa Kosmos, de la que es socio Gerard Piqué y que ha tenido un papel decisivo en las negociaciones y en las que se compromete a pagar 2.500 millones de dólares en 25 años. La actual Copa Davis daba a la FIT unos beneficios de 12 millones; ahora percibirá casi el doble y los jugadores, 17 millones. El grupo inversor se encargará de buscar nuevos patrocinadores y vender los derechos de imagen de televisión.

"Solo los Grand Slam pueden asegurar un negocio de futuro de 25 años, pocos más. El tenis va a la baja, los torneos lo sufren y la oferta está poco estudiada. Hay muchas dudas que resolver a nivel deportivo y eso no es bueno", valora un federativo crítico que prefería no dar su nombre.

PUNTOS SIN RESOLVER

El acuerdo de momento es verbal, no está firmado, como tampoco se conocen las fechas definitivas de la fase final ni la sede a la que son candidatas Madrid, Lille y San Petesburgo para su primera edición o las fechas de la fase final, inicialmente en noviembre, pero que los jugadores prefieren en septiembre.

Tampoco está claro si conseguirán que la competición dé puntos para el ránking mundial a los jugadores. Eso está pendiente de las negociaciones con la ATP que, tras descartar el proyecto cuando Piqué se lo ofreció primero a ellos, ha anunciado que recuperará para el 2020 la Copa de las Naciones que se hacía en Düssedorf para jugarla a principios de año en Australia, cuya federación votó en contra la propuesta de la FIT aprobada por el 71,43% de los asambleístas, entre ellos la federación francesa, a pesar de las críticas de sus jugadores y también la federación española.

APOYO ESPAÑOL

"Apoyamos el cambio. Es algo que que era necesario para reactivar la competición y que jueguen los mejores", explica Miguel Díaz, presidente de la federación española, a pesar de admitir que con el nuevo sistema se pierde "la esencia" de la Copa Davis. En este mismo sentido el exjugador Tomás Carbonell, ahora vicepresidente deportivo de la federación destacaba la necesidad de "la evolución" de la competición. "La Copa Davis ha sido esencia del tenis durante muchos años pero hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Es cierto que queda mucho por hacer y seguro que habrá cambios pero había que empezar".