A Mikel Landa no se le ve. Y así debe ser. Es la vieja estrategia que José Miguel Echávarri le apuntaba a Pedro Delgado hace 30 años. Que pases la primera semana en la clandestinidad del pelotón. Que vivas los primeros días de carrera tratando de desgastar las mínimas fuerzas posibles. Son días para aprovecharse del trabajo de los gregarios, para ir protegido del viento y para no malgastar un gramo que luego se pueda necesitar en los Alpes o los Pirineos.

Alejandro Valverde es distinto a Landa, porque sabe que, al menor descuido de los velocistas, puede sacar un premio en jornadas como la de este jueves en el Muro de Bretaña. Landa corre pensando en París -curiosamente lleva el dorsal 75- y driblando cualquier pregunta comprometida sobre quién es el jefe en el tridente del Movistar del que forma parte con su compañero murciano y Nairo Quintana.

Ciclista del Movistar

A las puertas del autobús del Movistar, aparcado a unos 200 metros de la llegada de Quimper, los periodistas aguardan a que Landa acabe de hacer rodillo (el aparato que convierte a la bici en estática y que sirve para recuperar fuerzas, o eso dicen). Los colombianos, que son unos cuantos, lo identifican como "el compañero de Nairo", los periodistas españoles como una baza para triunfar en los Campos Elíseos. Por ahora, a diferencia de Quintana ( a 2.10 minutos del jersey amarillo Greg van Avermaet), Landa no ha perdido tiempo.

"Corremos para el equipo"

"Me encuentro muy bien pero sé que no debo participar mucho en llegadas explosivas como las de Quimper o el Muro de Bretaña. A mí lo que me va son los puertos largos". Y estos no llegan hasta el próximo martes en los Alpes. "Ahora solo hay que salvar el día a día, que es lo que vale". ¿Y para quién corre el Movistar? Y es entonces cuando dribla la pregunta: "corre para el equipo con cinco compañeros trabajando para los tres líderes". La carrera -el Tour-dictará sentencia.