Llegó a Calella como si acabase de salir en bici con los amigos. Se quitó el casco y pidió al auxiliar de su equipo una Fanta que bebió apasionadamente como si le sentase a gloria. No parecía Thomas de Gendt, un belga de 32 años, que cuando se fuga no hace el tonto y se presenta en la meta en solitario, ni agotado, ni mucho menos destrozado, después de haber hecho casi 150 kilómetros escapado, y es que por algo es el rey de la fuga, el mejor del mundo en este género.

Si hay ciclistas que destacan en la montaña, otros en los esprints y unos pocos en el arte de la contrarreloj, De Gendt lo hace en las escapadas. Mal compañero si se te ocurre fugarte con él. Le pasó, por ejemplo, camino de Calella, a Luis Ángel Maté, el Lince de Andalucía, el corredor del Cofidis, que se le ocurrió marcar su rueda y en Coll Fornic, el segundo gran puerto del día, pereció a la estela del ciclista belga. Y eso que son buenos amigos.

De Gendt no es ni mucho menos un desconocido. Es un ciclista que posee, siempre en fuga, triunfos de etapa en el Tour (nada menos que en el Ventoux), en el Giro (impresionante fue su victoria del 2012 en Stelvio) y en la Vuelta. En la ronda catalana, con la lograda en Calella, recompensada además con todas las camisetas de las clasificaciones de la carrera, ya suma cuatro victorias. Aquí se siente feliz, como en casa. "La Volta -dijo tras ganar- es una carrera en la que me siento muy a gusto y junto a la París-Niza es la que más me gusta".

Inspección de la etapa

Meticuloso como pocos, De Gendt llegó a Cataluña el fin de semana. Se instaló en su hotel de Calella y el domingo, en vez de contemplar la playa llena de bañistas, cogió la bici y se fue a inspeccionar la primera etapa. Memorizó los puertos. Le gustaron porque no eran ni excesivamente duros ni demasiado suaves, como a él le agradan y se propuso escaparse para ganar, como hizo, en Calella. Posee más de dos minutos de ventaja sobre el resto de ciclistas, por lo que no debe pasar problemas para conservar el liderato en la segunda etapa que acaba en Sant Feliu de Guixols y presentarse el miércoles con el jersey verdiblanco, el que distingue al primero de la general, a los pies de Vallter 2.000. Arriba ya será otra historia.

De Gendt hizo temblar a Purito Rodríguez y a Ryder Hesjedal en la penúltima etapa del Giro 2012. Catalán y canadiense se jugaban la victoria en el Stelvio, a un día de la contrarreloj final de Milán. ¿Y qué sucedió? Pues que al entonces casi desconocido De Gendt le dio por fugarse, por poner en práctica la habilidad que luego lo ha coronado como el gran experto del pelotón mundial. Afrontó la subida final al Stelvio con tanta rabia que un poco más llega a la cumbre vestido de rosa. Acabó la prueba en la tercera plaza de la general, por detrás de Purito y de Hesjedal, quien privó al ciclista catalán de la victoria final.

Los favoritos

Todos los favoritos observaron la escapada de De Gendt en la retaguardia de un pelotón que tampoco quiso asfixiarse en la caza. El Movistar controló para Alejandro Valverde, quien arañó dos segundos de recompensa en el esprint intermedio (la meta volante de toda de toda la vida) de Vallgorguina para demostrar que quiere pelear por una tercera victoria consecutiva en Barcelona.

En el podio solo hubo sitio para De Gendt, que no paró de recoger premios. Fue el héroe en solitario de la primera jornada de la Volta. Este martes se lo podrá tomar con un poco más de calma aunque nadie pondría la mano en el fuego que, si se encuentra bien, volverá a escaparse. Él es así. Ojalá hubiera unos cuantos más en el planeta ciclista. Pero para ello deberían tener las piernas de De Gendt, capaz de poner en jaque a todo un pelotón de ilustres.