Valentino Rossi dijo, mintiendo, que le daba miedo correr con Marc Márquez. «Respeto todas las opiniones, pero yo no tengo miedo», respondió el tetracampeón catalán de MotoGP. La carrera de Márquez en Qatar, entrando a 67 centímetros de Andrea Dovizioso; su dominio, cierto, con excesiva fogosidad e ímpetu, en Argentina, donde fue más de un segundo por vuelta más veloz que el resto y la manera en que arrasó, por sexto año consecutivo, en Austin (Texas, EEUU) es, sin duda, lo que más miedo está metiendo en el cuerpo de sus más directos rivales, que, en el circuito tejano, ni siquiera pudieron estar en el podio.

Márquez, que corrió con fiebre debido a un fuerte resfriado, reconoció, antes y después de la carrera, que su estado de forma es excelente y que la Honda de este año le gusta muchísimo, cosa que el joven de Cervera jamás había dicho.

Mientras Márquez se dispone a llegar a Jerez a solo un punto de Dovi, pese a haber sumado ya un cero por la sanción en Termas de Río Hondo, los jefes de Yamaha y Ducati elogian la contundencia de Marc y el enorme poderío de la nueva Honda, capaz de ser la mejor moto, en manos de sus tres pilotos oficiales.

«Sabía que íbamos a sufrir en Argentina y Austin, pero no creía que tanto», confiesa Dovizioso, que reconoce que «Marc sigue estando muy fuerte y Honda ha dado un paso muy importante esta temporada. Yamaha empieza a mejorar con respecto al año pasado, Suzuki ha dado un salto tremendo y nosotros hemos de saber en las dos próximas carreras, Jerez y Le Mans, cuales son nuestras auténticas posibilidades este año».

LA DECEPCIÓN DE ROSSI

«Me siento algo decepcionado porque pensaba que podría pelear por la tercera plaza del podio con Iannone, pero no fue así», señaló ayer Rossi, que acabó cuarto, sin posibilidad de discutirle el bronce a su compatriota de Suzuki. «Sabía que Márquez estaba un pasito por delante de todos, entre otras cosas porque Honda ha dado un salto tremendo, y que Maverick (Viñales) también era algo más veloz que yo, pero creí que podía subirme al podio. El problema es que el calor, un poquito más alto que el sábado, hizo que mi rueda delantera no se comportase como creíamos». «Ahora llegamos a Europa, a nuestros viejos circuitos y ahí empieza otro Mundial», afirmó el Doctor.