Los adjetivos ya se quedan cortos. ¿Qué más se puede decir de Alejandro Valverde? Sencillamente que es un corredor increíble, capaz de romperse en dos la rodilla derecha, de desafiar incluso a los médicos, y posiblemente a la naturaleza, y de conseguir este sábado la victoria 110 de su palmarés. En lo alto de Concentaina, en la sierra alicantina, el corredor murciano ha sentenciado este sábado la Vuelta a la Comunitat Valenciana y ha conseguido su segunda victoria tras el retorno después de su gravísima caída en el Tour.

Aparte de los objetivos ya han una cosa clara y evidente. La lesión y las secuelas por el accidente en Düsseldorf han quedado olvidadas. Es el de siempre, el que no tiene ni edad ni fecha de caducidad. El mismo corredor que calcula dónde y cuándo actuar, que dispone de un equipo que le controla la carrera, ante un Sky y un Astana que siempre tienen hambre de victoria, al margen del perigrí de la carrera. Adam Yates se creía ganador en los altos de Cocentaina pero cometió un desliz. No pensó que por detrás Valverde, como si el ciclismo fuera matemáticas, ya lo tenía en su punto de mira. Lo atrapó, aceleró y tuvo tiempo para anotar un nuevo triunfo en su palmarés.

La reacción

"Me han atacado por todos lados, pero, por fortuna, el equipo ha sabido controlar al Sky y al resto de rivales y al final he sido yo quien ha actuado", declaró Valverde en Eurosport. Este domingo, salvo sorpresa monumental, conseguirá el triunfo en la ronda levantina para demostrar que nunca se fue y que no hay rodilla que le aparte del éxito en el ciclismo.