Ni en el Valle de los Caídos. Ni en la cripta de La Almudena. Ni en el cementerio del Pardo. El General Franco se encuentra vivo y coleando en los hipódromos de Suráfrica. Se trata de un potro de carreras que tiene enloquecido a la afición surafricana e indignado al mundo de las carreras hípicas en España. Un nombre que traerá cola si las autoridades de este deporte no toman cartas en el asunto.

La cuestión es bien sencilla. ¿Se imaginan un purasangre de nombre Adolf Hitler? ¿O Benito Mussolini? Pues esto es lo que ha hecho una cuadra surafricana, propiedad de Nancy Hossak y Jack Mitchell, bautizando a su caballo con el nombre de General Franco después de haberlo comprado de bebé por 255.000 euros en las subastas inglesas y ya haber ganado ayer en su debut en el hipódromo de Kenilworth, en Ciudad del Cabo.

LA NORMATIVA INTERNACIONAL

La decisión que han tenido sus dueños de llamarlo como el dictador infringe la normativa de la IFHA, el organismo internacional de las carreras de caballos, que dice en su artículo 14, capítulo IV, punto 6, que no será aceptado un purasangre con un nombre “ofensivo para la religión, política y grupos étnicos”, por lo que General Franco vulnera la normativa de este deporte y no debería dejarse registrar en los pedigrís que controla la compañía inglesa Weatherbys, con un banco de miles y miles de nombre de caballos autorizados para correr.

La fuerza de la hípica española puede ponerse en entredicho si no es capaz de evitar que este prometedor potro se convierta en una estrella y llene de titulares las páginas deportivas internacionales con el nombre de General Franco. “El Jockey Club Español debería presentar un queja a Weatherbys por permitir este nombre. Va contra las normas del Stud Book Internacional”, ha afirmado en su cuenta de twitter Fabián Barreiro, exdirector técnico de las carreras de caballos españolas.

TRIUNFÓ AYER EN KENILWORTH

Hasta el momento, el Jockey Club Español no ha dicho ni mu. Actuará si llega una denuncia formal o comienza a ver que el caso se les va de las manos. Una portavoz de este organismo ha declarado a EL PERIÓDICO que hasta el momento no hay constancia de nada. “Si hay que actuar se hará, y serán los comisarios hípicos quienes procedan a ello”, ha dicho.

La popularidad de General Franco no se debe solo por su triunfo ayer en Kenilworth, sino a su sangre azul: es un hijo de Frankel, el mejor caballo de carreras de los últimos tiempos, invicto cuando corrió y valorado en unos 130 millones de euros. Sus descendientes se pagan a precio de oro y la cría a sus propietarios les genera 16 millones de euros al año, teniendo en cuenta que cada cubrición se eleva hasta los 138.000 euros, llegando a llenar yeguas algunos días hasta cuatro veces. Mucho dinero, mucho negocio y mucho pedigrí para que después uno de sus corceles galope bajo el nombre del dictador.