El español Mikel Nieve (Mitchelton Scott) ganó ayer la vigésima etapa del Giro de Italia, de 209 kilómetros, entre las norteñas localidades de Susa y Cervinia, en la que el británico Chris Froome (Sky) se aseguró llegar con la maglia rosa a la prueba final de hoy en Roma.

En la penúltima etapa del Giro de 2018, Nieve celebró su 34 cumpleaños con una victoria en solitario, al llegar a Cervinia en 5 horas, 43 minutos y 48 segundos, por delante del holandés Robert Gesink (Lotto NL Jumbo) y del austríaco Felix Großschartner. Es la tercera victoria del navarro en una etapa del Giro de Italia y el primer triunfo español en esta edición.

Froome terminó séptimo y amplió a 46 segundos su ventaja sobre su rival por el triunfo en la clasificación general, el holandés Tom Dumoulin, que intentó escaparse varias veces del británico en la última subida, sin premio. A falta de la conclusión de hoy en Roma, con una prueba en línea de 118 kilómetros, Froome está a punto de convertirse en el primer británico capaz de coronarse en la carrera rosa. Será su primer Giro de Italia, tras conquistar en su carrera cuatro Tour de Francia y una Vuelta a España. Apenas diecisiete horas después de que acabara la intensa etapa del viernes, protagonizada por la escapada de 82 kilómetros de Froome, los corredores encararon otra prueba de máxima exigencia, con tres duras subidas al Col Tsecore, Col Saint Pantaleon y Cervinia. Un total de veintisiete ciclistas tomaron el mando al comienzo de la carrera y nueve de ellos, liderados por el equipo Astana, lograron mantener un margen que superaba los seis minutos con respecto al grupo tras superar el Tsecore. Al llegar al Col Saint Pantaleon, Mikel Nieve atacó y se hizo con una ventaja de cerca de minuto y medio sobre un grupo del que perdió contacto el francés Thibaut Pinot (FDJ), perjudicando sus opciones de defender el podio en la general. Si el viernes fue Yates quien se hundió en las montañas italianas, ayer fue Pinot quien terminó separado por más de treinta minutos del pelotón. En el grupo, Froome controlaba la situación sin subir particularmente el ritmo ante un Dumoulin que necesitaba estar más pendiente de su directo rival para la general que de la lucha por la victoria de etapa. Una cabeza de la carrera que vio como Nieve progresaba con autoridad, con una ventaja que resultó definitiva.