Gus Kenworthy, un esquiador especialista en acrobacias, que alcanzó la final olímpica y quedó clasificado en la posición 12º, se ha convertido en una de las imágenes de los Juegos de Pyeongchang por el beso que le dio el domingo a su novio al acabar la actuación olímpica.

Hace cuatro años, en Sochi, no quiso exteriorizar su afecto y eso que en aquella ocasión ganó la medalla de plata gracias a sus acrobacias con los esquís. Kenworthy tiene 26 años y ya se ha identificado como un ferviente defensor de los derechos gays en Estados Unidos. Entre el público también se encontraba su madre, que llevaba a modo de pañuelo una bandera arcoíris.