Tras la alegría que supuso eliminar a un equipo de Primera como el Valdepeñas, la afición cordobesa al fútbol sala, y otros muchos curiosos en general, tenía ganas de revivir aquella noche histórica, o aquella otra en la que ElPozo Murcia sudó de lo lindo para eliminar al entonces Itea Córdoba CF, en 2017 ante un Vista Alegre a rebosar.

Ese era el pensamiento con el que los 2.900 aficionados cordobeses, siendo conscientes del rival que visitaba el pabellón cordobés: el Jaén Paraíso Interior. En los instantes previos se mascaba otra noche especial de fútbol sala, con la presencia de unos 200 aficionados jiennenses mostraron de nuevo, la fidelidad a su equipo.

El pitido inicial activó al respetable, aunque Ramón Bueno asestó el primer golpe al graderío con el 0-1 en el décimo segundo partido. Una sensación fría de la que, aunque no quería contagiarse el equipo la notaba. Más aún cuando el pabellón se veía sin capacidad de reacción cuando el Jaén llegó a ponerse 0-3 antes del ecuador del primer acto.

Los únicos cánticos que se escuchaban eran los de la Marea Amarilla, que a ritmo de bombo y altavoz ponían algo de color en el ambiente.

De manera espontánea, algunos aficionados y, sobre todo, un grupo de niños en la parte superior de la tribuna daban su aliento a unos jugadores blanquiverdes que despertaron con el tanto de David Leal. Vista Alegre empezaba a calentarse y como si se tratara de un tsunami, la internada de Koseki finalizó con el 2-3 y una afición blanquiverde que ya demostraba el carácter insaciable que le caracteriza, como su equipo.

En muchas ocasiones, los destellos de calidad superar al coraje y la fuerza del colectivo. Esa fue el estigma que determinó el 2-4 de Rafa López a 40 segundos del descanso. Otro golpe que rebajó el pitido de una olla que, pese a que acabó perdiendo el equipo, no dudó en recompensar el oficio de su equipo.