El Deportivo Córdoba parece vivir en un interminable bucle desde hace prácticamente ocho meses. El entrenador cajista, Juanma Cubero, tuvo que suspender las sesiones de trabajo tras detectarse varios casos positivos por covid-19 en el equipo, circunstancia que impidió celebrar los envites ligueros contra el Atlético Torcal y el Almaraz. El primero de ellos se notificó el pasado 24 de octubre a través de las redes sociales del club. Días más tarde, concretamente el lunes 26, la cifra se elevó hasta los cuatro al pasar los técnicos y jugadoras nuevos test siguiendo los protocolos previstos para estas situaciones.

El cuadro verde, una vez efectuada la comunicación a las autoridades deportivas y sanitarias, cesó la actividad en pista y todos los integrantes se encuentran cumpliendo cuarentena. De hecho, la entidad ha optado por guardar silencio y no hacer ningún tipo de declaración en estos momentos para centrarse en lo verdaderamente importante: superar este trance lo antes posible y regresar a la competición.

El triunfo, la mejor recompensa al esfuerzo

Muy lejos parece quedar el 7 de marzo de 2020, aunque lo vivido desde entonces dejó una huella imborrable en toda la sociedad. Ese día, las cordobesas recibían en el Pabellón Menéndez Pidal al Monachil y las únicas miras estaban puestas en pelear las plazas de play off de ascenso a Primera División. El objetivo era complejo -sobre todo por la diferencia de puntos-, pero las deportivistas ofrecieron su mejor versión y golearon 10-2 a las granadinas. No obstante, esa sería la última victoria del curso 2019-20.

La proclamación del estado de alarma en territorio nacional el 13 de marzo provocó el parón de todos los campeonatos y una sensación terrible de incertidumbre. El plantel continuó con su preparación para optar todavía a promocionar de categoría en cuanto se reanudara la Liga. Pese a ello, el nefasto horizonte atisbado por el coronavirus impidió que así fuera y finalmente tuvieron que centrarse -siempre partiendo de la duda y el absoluto desconocimiento- en la presente campaña.

El plantel de Cubero arrancó la pretemporada demostrando un nivel encomiable tras el largo confinamiento. La primera cita del calendario fue la Copa de Andalucía a mediados de octubre, un torneo en el que ya habían hecho historia al sumar tres títulos y donde querían resarcirse de la dura derrota del pasado año. En cuartos de final golearon cómodamente al Polideportivo Cádiz por 4-0. El Ejido se cruzó en su camino para una intensa semifinal que cayó del lado verde por 4-2. Por último, el emocionante duelo ante el Atlético Torcal (3-2) proclamó campeón regional al Deportivo Córdoba en territorio malacitano.

Esa dinámica ganadora prosiguió ya en el subgrupo B del Grupo 3 de Segunda División con otra goleada frente al Hércules de Ceuta por 2-8. África Lozano, Marta García, Neiva Cano, Rocío Gracia, Inma Sojo, Tere Muñoz y doblete de Ana Haro dejaron patente el hambre de un vestuario que desea llegar a la cima.

Tiempos difíciles, tiempos repletos de desidia ante el desalentador panorama social. Sin embargo, la escuadra cordobesa no bajó -ni bajará- los brazos y procurará mantener su fortaleza frente a la adversidad.