En Ecuador están descubriendo el ciclismo. En Ecuador ya conocen el nombre de un chaval de 25 años que se llama Richard Carapaz, que empezó tapado, corriendo a la sombra de Mikel Landa, y que se ha propuesto ganar el Giro. Sudamérica tiene una nueva estrella, el chico que debió emigrar a Colombia porque allí se mama ciclismo y que el buen ojo de los técnicos del Movistar sirvió para que se incorporase a la escuadra telefónica pensando en un futuro más allá de las banderas.

Y así es por si Landa, como parece, abandona el Movistar el año que viene, por si no sigue Nairo Quintana y para que lidere todo el bloque junto a un Marc Soler con el que se sigue creyendo y ante la posible llegada de Enric Mas. Alejandro Valverde es eterno, aunque no gane.

Carapaz no es un líder de paso, al que se le entrega la 'maglia rosa' unos días como ocurrió, por ejemplo, con Valerio Conti y Jan Polanc, desaparecidos en combate. Carapaz es hoy un candidato firme, el mejor situado para ganar las elecciones del Giro y con mayoría absoluta. Tiene todas las papeletas rosas en el bolsillo aunque sabe que no puede fiarse ni un pelo -pero ni uno- de Vincenzo Nibali, que se aventura como el líder de la oposición en la tercera semana que comienza el martes con la etapa reina que tendrá el Mortirolo pero no el Gavia por capricho de la nieve. Nibali es perro viejo. Está curtido en mil batallas y sabe como el que más utilizar todas las emboscadas con las que un rival puede encontrarse. Carapaz tiene prohibido pinchar, debe cuidar de cambiar correctamente no sea que le salte la cadena como le ocurrió a Andy Schleck en el Tour del 2010. Y hasta conviene que regule su vejiga para que expulse todo el líquido acumulado en su interior al mismo tiempo de la de Nibali. De lo contrario, los afililados dientes del 'Tiburón' pueden acabar con su salud y convertirle en negro su camino rosa hacia Verona.

Triunfo de Cataldo

La 15ª etapa, disputada este domingo y ganada por Dario Cataldo fugado, podía ser tanto una trampa como una caja de bombones con sus tradicionales sorpresas. Pero una cosa estaba clara. La parte final era un Giro de Lombardía, la carrera de las hojas caídas, que se disputa en otoño y que Nibali ha ganado dos veces. Su ataque, y no subiendo sino bajando a meta, estaba escrito sobre el asfalto. Sin embargo, Nibali, de ahí su peligro, aupado por unos 'tifosi' que lo admiran y que sueñan con que se anote un tercer triunfo, atacó con furia subiendo Civiglio, un puerto que conocía de memoria.

Carapaz lo vio. Carapaz lo aguantó. Landa lo intentó y por unos pocos metros, por unas mínimas fuerzas, se distanció. Primoz Roglic ni lo probó. Es verdad que unos kilómetros antes había pinchado y que iba con una bici que no era de su talla. Pero lo cierto es que bajando, posiblemente yendo ya cruzado, se cayó para llegar a meta a 40 segundos del ciclista ecuatoriano. Roglic ya está a 47 segundos en la general y este lunes, en la última jornada de descanso, tendrá tiempo para meditar cómo afronta la tercera semana.

Una nueva estrella

El Giro rueda al compás de Carapaz. Hay que ser prudentes con un chaval de 25 años. Pero que le quiten lo bailado porque ya ha demostrado que es una nueva figura de este deporte.