En el hospital Reina Sofía nacieron el pasado año alrededor de 60 niños grandes prematuros. En la última década esta cifra casi se ha duplicado en el hospital cordobés. Una de estas bebés adelantadas es Sofía, que ha cumplido el 16 de noviembre su primer año, aunque ella celebra dos cumpleaños. El real es el 16 de noviembre, día en el que nació con solo 26 semanas de gestación, un peso de 480 gramos y una estatura de unos 30 centímetros. Pero su familia festeja también el 8 de marzo, Día de la Mujer, por ser la jornada en la que recibió el alta de Reina Sofía, después de 112 días, casi cuatro meses hospitalizada. Actualmente, Sofía pesa ya 5 kilos y medio, se encuentra muy espabilada y dice palabras como «mamá», «papá» y «tata», gracias a la dedicación de su familia y a la atención temprana que está recibiendo en Apannedis.

Araceli Bravo es la madre de Sofía y junto a su marido, Francisco Javier Casas, tienen otras dos niñas, María y Lucía. Araceli dice que ha disfrutado mucho de sus tres embarazos. Dice que «han sido momentos muy felices, pero un día cualquiera, estando embarazada de 25 semanas, encontrándote bien, te levantas, te vas a trabajar y al poco te encuentras en la cama de un hospital. Te anuncian que estás en situación de preeclampsia grave, con síndrome de Hellp (una de las complicaciones más graves de la gestación), y que te tienen que interrumpir el embarazo. Mis riñones e hígado sufrían problemas graves. Había dejado a mis otras dos hijas en buenas manos, al cuidado de mi madre, pero no podía imaginar que iba a estar casi cuatro meses sin ellas. En ese momento es como si se hubiera parado el mundo, la que más me necesitaba era Sofía. Avisé en mi empresa, que me apoyó en todo momento, y mi madre, mi marido, mis hijas y el resto de familiares me ayudaron en todo ese largo tiempo de hospitalización porque no me movía de Reina Sofía en 112 días».

Cuenta que «les dije a los médicos que no quería que me sacaran a la niña, esperaron 5 días, pero mi vida corría más peligro que la de ella, así que me hicieron la cesárea. Al nacer, mi pequeña no logró respirar, presentaba displasia broncopulmonar y se tuvo que quedar entubada».

Araceli agradece a Fepamic que le dejara dormir durante la hospitalización de su hija en un piso que tiene esta entidad cerca del hospital para familias con hijos que necesitan larga estancia. Tiene palabras de agradecimiento para los profesionales que la atendieron en Reina Sofía, destacando al «equipo maravilloso de neonatología» que cuidó y mimó a su niña, y «el personal del lactario, por su ánimo y compañía». Dice que María y Lucía han sido tan valientes como Sofía.