La presidenta de la asociación de Vecinos Los Pintores de Goya, barriada de Goya, anfitriona del Día del Vecino que se celebró el 8 de octubre, afirmó que «esta fiesta es muy bonita porque es un día de convivencia, nos juntamos los vecinos de Palma». Confesó que «llevamos desde las siete de la mañana en la calle, dando los últimos retoques al barrio, anoche colocamos las banderitas, trabajamos todos, hasta los que sujetan las escaleras, hoy el barrio estaba listo a primera hora». Misión cumplida. A las diez de la mañana, un desayuno de sopaipas con chocolate, que contó con la colaboración de esta asociación vecinal, inauguraba esta celebración de la convivencia. Ya se pierde el año de cuándo se celebró por primera vez esta fiesta, que para muchos lleva festejándose desde 1994. Por Goya, como apunta la vecina Carmela, esta fiesta ya ha pasado en dos ocasiones.

En esta edición, un sorteo decidió qué barriada sería el escenario para esta «fiesta de la convivencia, de la vecindad, que reivindica los espacios públicos», como señala el concejal de Participación Ciudadana, Antonio Navarro Santiago. El edil también indica que «sirve como escaparate del tejido asociativo, ya que más de 20 entidades participan en este año».

La plaza de Goya y sus aledaños se llenaron con mesas informativas y actividades lúdicas, deportivas y educativas gracias a la implicación de las asociaciones. Sobre el escenario también el trabajo de asociaciones culturales y grupos de Palma, con exhibiciones de baile y música de artistas locales.

En el tradicional concurso de paellas se inscribieron 18 propuestas, más las que sumó el concurso de postres. La gastronomía también es una singularidad del Día del Vecino.

Otra seña de identidad de esta conmemoración es la distinción que cada barriada hace a sus vecinos. En esta ocasión, se entregó un reconocimiento al científico Antonio J. Meléndez Martínez. Esta distinción la suma a las ya acumuladas por su línea de investigación alimentaria.

Francisco López, de la Cátedra de Participación Ciudadana, resaltó el espíritu colaborador de esta fiesta, al mismo tiempo que no olvida el proyecto acometido en La Soledad, indicando que «me alegro que el jardín vertical esté vivo, es mérito de los vecinos».

En suma, una jornada festiva en Palma del Río que pone de manifiesto el trabajo de tantos colectivos y reivindica la convivencia entre los palmeños.