Palma del Río se ha acostumbrado a la excelencia del Carnaval cuando al oír el sonido de una caja y de los pitos ya sabemos que viene la ironía siempre desde el humor. Como decía el pregonero del Carnaval 2018, Rafael Carmona Velasco, «el humor que nos debe proporcionar placer, en estos días desde una actitud positiva ante la vida», y afirmó que «el acto de reir retrasa el envejecimiento cutáneo».

El sonido del carnaval de este año ha echado de menos la caja, los pitos y esas voces, que bajo cuplés y pasadobles, hacen repasito de la actualidad y «cualquier disparate que se le ocurra al letrista», y en Palma hay muy buenos letristas.

Dicen que la prisa del calendario ha tenido la culpa de este resultado: Murgas Carnaval 2017, cuatro agrupaciones; Murgas Carnaval 2018, cero agrupaciones.

Hemos consultado la fecha de la fiesta para el 2019 y el primer domingo de Carnaval es el 3 de marzo.

Con el Miércoles de Ceniza entre domingo y domingo de Carnaval, Palma del Río ha vivido esta fiesta con un pregón a cargo de Rafael Carmona, quien reivindicó, en el 40 aniversario de la murga Los Niños de Villaloca, nombres que han sido y son protagonistas de esta fiesta. Los niños de las escuelas infantiles salieron a la calle en un gran pasacalles por las calle del centro, a pesar de un pequeño chaparrón previo, y el domingo de Piñata, día grande de la fiesta, las calles se llenaron de multitud de propuestas. Grupos de amigos y de familias que con creatividad e ingenio recrearon series y personajes de moda, o hicieron guiños a la monarquía, la salud pública, el centro, el amor...

Vecinos incondicionales de esta fiesta en la calle, un año más, como la agrupación Andanza. Y, perdón, no había una caja, pero si había un bombo, el que lleva Carmela desde hace tantos carnavales, junto a su grupo de amigas. Y los benjamines de las murgas locales, Los Niños de Monterito subieron al escenario del teatro Coliseo, en el concurso de Chirigotas, con tres agrupaciones de fuera, con un par de coplitas que deben al ingenio de su letrista personal.

Y en la calle, aún disfrutamos de ese personaje tan particular de Palma: el mascarón.