La primera mujer alcaldesa de Palma del Río a lo largo de la historia finalizó su discurso de investidura con un «manos a la obra», tras tender puentes con todo el arco plenario, con los vecinos y vecinas, y especialmente con la juventud. No olvidó en esta invitación, trabajar desde el avance en valores democráticos, convivencia armónica y dar respuesta a los ciudadanos porque «para eso nos han votado».

En este camino hizo un llamamiento a la oposición para rehuir de la crispación y de la confrontación estéril. Palma se merece una identidad desde el valor constructivo de la política.