Lo de ser político y lanzar mensajes en Twitter es una actividad de alto riesgo, de la que difícilmente puede salvarse nadie incluso por el comentario más nimio. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lleva unos días siendo zarandeado en la red social tras publicar un tuit en el que decía: «Recomiendo la lectura del libro 1785 motivos por los que hasta un noruego querría ser español. Hablemos bien de #España, un gran país. MR». El primero en contestar fue el embajador noruego: «¡Nos encanta España! 1 de cada 4 noruegos vienen al año, pero nos gusta ser noruegos.Te invitamos a #Noruega a descubrir por qué». A partir de ahí, el resto de comentarios, comparando la corrupción o las pensiones de ambos países, no fueron tan cordiales.