He admirado siempre a los altos cargos públicos que al finalizar su mandato vuelven con normalidad a sus antiguos puestos de trabajo. Muchos no se acomodan a la pérdida de poder y se apuntan a un bombardeo rentable. Otros, que no tenían un puesto profesional, se encuentran con una complicada situación: volver a vender enciclopedias es muy muy duro después de salarios de más de 3.000-4.000 euros mensuales, coche oficial, etc., durante años y años. Otros se apuntan durante su recorrido político a hacer tesis y másteres milagro para poder optar a una plaza de profesor universitario en el futuro.

El caso del presidente José Luis Rodríguez Zapatero es muy característico en este contexto. Después de un mandato caracterizado por graves errores (ej. negar obstinadamente la tremenda crisis económica cuando otros países estaban ya abordándola, decir que la paz con ETA estaba cerca una tarde y al día siguiente explotó una bomba en la T-4 del aeropuerto de Barajas, abandonar el poder meses antes de finalizar el mandato para trasladar el marrón económico al PP, etc.) se fue diciendo que se dedicaría a contar nubes en León con su salario de ex, tomando así el pelo a los españoles.

Efectivamente contó nubes, pero solo le interesaron las densas que estaban oscuras, cargaditas de euros. Su aventura empresarial junto al exministro Moratinos en Guinea, fue un claro ejemplo de aprovechamiento poco moralizante por su condición de expresidente. Claro que ha tenido el precedente de Felipe González, que no dijo que iba a contar nubes. Ríanse los lectores de las «puertas giratorias».

Sus actividades rozan el patetismo rentable económicamente. Así se puede juzgar su penoso papel de mediador en Venezuela, cuando los otros dos asesores internacionales se fueron al asumir como imposible que Maduro tuviese ninguna intención de retomar una verdadera democracia. ¿Por qué siguió Zapatero casi dos años más haciendo el ridículo y desprestigiando al PSOE? Nunca ha explicado su «fructífera» labor al lado del dictador democrático. Fue usado por el régimen bolivariano como imagen de apoyo a Maduro y él sin inmutarse. Eso sí, el PSOE nunca se ha apuntado el tanto de su mediación. Por algo será.

Su casoplón en la Villa y Corte, recientemente adquirido, es un botón de muestra de que las cosas le van muy bien lejos de León y de las nubes, escasas por la sequía que padecemos al igual que la falta de políticos que miren prioritariamente por la ciudadanía.

¿Cuál es su lugar, Sr. Zapatero, en el PSOE auténtico que representaba Alfredo Pérez Rubalcaba o en el sanchismo imperante? No se pierde un acto político. Su filtraje in situ a Pablo Iglesias para que renunciase al sillón del Ministerio de Trabajo por las «políticas activas de empleo» cedidas a las autonomías durante el debate de la sesión de investidura demuestra que esta poco informado y/o que lo han usado por enésima vez. Esta noticia no ha sido desmentida por Zapatero. que sigue «participando» en la política nacional. Es una prueba más del penoso bochorno de la política en España. Los españoles no nos lo merecemos. Respondimos masivamente en la consulta electoral y tenemos como respuesta que en 100 días o muchos mas no tenemos ni tendremos Gobierno.

* Profesor jubilado de la UCO