«Esto es vergonzoso, vergonzoso», decía ayer Fernando Alonso por radio a su equipo, McLaren Honda, en el arranque del GP de Bélgica de Fórmula Uno. Y es que, el dos veces campeón mundial volvía a ver cómo su monoplaza era incapaz de alcanzar una punta de velocidad digna para evitar la humillación, y acabó en abandono. Y Zak Brown, jefe del equipo, que parece no enterarse.