Aquello de «Yo soy español, español, español», es lo que más de 2.000 cordobeses este pasado domingo en nuestra ciudad han coreado en una manifestación. Por supuesto, con banderas españolas y constitucionales en ristre. Pero la cosa no queda ahí: un fabricante de banderas españolas asegura que en los últimos días se han triplicado los pedidos. Los separatistas le están tocando la moral a los españoles. A una gran mayoría de ellos. Y ¿quiénes son esos españoles? Pues los españoles, que seguro que como usted y como yo, querido/a lector/a, tenemos una cultura aceptable sobre la historia de nuestra patria. Aunque no solo de historia estamos hablando como si de un simple bagaje cultural estuviéramos hablando. De lo que hablamos es de un compromiso con la verdad. Hoy en la Era de la Información nadie puede ser engañado sobre nuestra historia. Aquellos que han renunciado a la verdad son sencillamente bárbaros. En la historia de nuestro país ya hemos tenido bárbaros. Y muchos. Y su final siempre ha sido el mismo pues la cultura con mayúsculas siempre se impone, entre otras cosas porque ésta está hecha para el hombre y no lo contrario. Que familias normales, sencillas y corrientes --no activistas-- cordobesas y españolas saquen una bandera española a la calle es porque no solo nuestro presente como nación, sino nuestro futuro empieza a comprometerse. El mismo futuro que los separatistas han manipulado en las escuelas como si de un experimento de aquellos del doctor Frankenstein se tratara. Muchos han tratado de manipular la historia antes que estos, en España y fuera de ella y al final, más tarde o más temprano la verdad se impone; aunque tal vez eso de calibrar el coste histórico no sea lo que nos preocupe ahora, sino que nos fastidien nuestro presente y nuestro futuro más inmediato y el de nuestros hijos. Los españoles que se levantan todas las mañanas para levantar el país lo pueden decir más alto, pero no más claro: «Yo soy español...».

* Mediador y coach