Primeras y rápidas reacciones ante el horror del atentado terrorista de Las Ramblas de Barcelona. «Condeno el atentado cometido en Barcelona con muertos y heridos, que llena nuestros corazones de dolor y solidaridad con las víctimas» dice el Papa Francisco. Cartas de condolencia provienen de todo el mundo, Francia, Inglaterra, Alemania, USA… Yo por mi parte, humildemente, también me sumo al dolor de las víctimas y familiares de este brutal atentado. Al mismo tiempo hemos de condenar cada muestra de terrorismo, una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión moral de la vida, justa y razonable. No sólo vulnera gravemente el derecho a la vida y a la libertad, sino que es muestra de la más dura intolerancia y totalitarismo. Y es que la violencia extrema de Estado Islámico es «histérica», sin peticiones racionales ni límites de negociación ni objetivos comprensibles. Se trataría de unos locos o unos nihilistas o ambas cosas a la vez partiendo de la base de que el hecho acaecido es un asesinato en serie, aunque pintado de tinte religioso.

Mark Durie, un pastor anglicano afirma que el Estado Islámico no es nihilista, simplemente aplica de forma integrista lo que pone en el Corán, una ideología y estrategia de guerra y conquista del siglo VII. El Estado Islámico cree que, a la larga, vencerá si aplica lo que ve escrito en el Corán, cumpliendo así lo que entiende que son profecías.

Si la Sura 9,5 en el Corán dice «Luchad y matad a los idólatras donde los encontréis», ellos buscan no creyentes y los matan. El comunicado de Estado Islámico tras los atentados de París clasificaba a los asistentes al concierto de Bataclan en esta categoría. También que ISIS «ama la muerte como vosotros amáis la vida». Ellos usan vocabulario del Corán, donde se regaña a una serie de enemigos por amar demasiado la vida (Suras 3,13; 14,3; 75,20; 76,27) ya que lo que importa es la otra vida que ofrece Alá a quien muere luchando por él. Los asesinatos sirven a un propósito estratégico. Buscan aterrar a los infieles y debilitar su voluntad de resistir la dominación islámica.

Un psicólogo militar del siglo XXI puede dudar de la eficacia práctica y militar de esta técnica, pero al Estado Islámico le da igual porque están obligados a usar esta técnica de terror ya que les está dictaminado en su manual del siglo VII que es el Corán... Primero va el terror, después la ocupación de casas vacías y toma de botín: en buena parte de Siria e Irak los yihadistas de ISIS han demostrado que así era. Mosul, la segunda o tercera ciudad más grande de Irak, cayó en sus manos (hoy ha sido reconquistada) casi sin combate: el terror se la entregó.

El objetivo de Estado Islámico no es incomprensible sino muy concreto: lograr someter todo el mundo a su variante del Islam. No les importa dedicarle siglos al asunto. La forma política concreta que buscan está bien definida: un califato que gobierna a musulmanes y tolera sólo a judíos o cristianos sometidos, y todo bajo la ley de la sharia. Las premisas del Estado Islámico es bastante claro: la culpa no viene por ser potencia, sino por no ser musulmán.

* Licenciado en CC Religiosas