14 muertos, 100 heridos y sumando. El atentado de La Rambla de Barcelona nos ha pillado desprevenidos. La modalidad del atropello masivo ha sido de nuevo el método escogido por los yihadistas. Y la de echar a correr para esconderse como cobardes la están convirtiendo en un cliché. Ya no se inmolan por Alá, ¿estarán perdiendo su fe? Me avergüenza pensar que durante un tiempo llegué a creer que España estaba a salvo del terrorismo islámico. Creía ingenuamente que esto era una especie de toma y daca. Que si actuabas contra los yihadistas en el Medio Oriente, ellos te devolverían el agravio en tu propia casa. Y dado que nuestra presencia militar por aquellos lares es escasa y tan solo de índole técnico, no veía motivos para que actuasen en España. Pero el salvajismo ocurrido en Barcelona demuestra lo enormemente equivocado que estaba. Ahora veo que el terrorismo es una lacra que no necesita de justificación para recrear escenarios de muerte. Son asesinos, necesitan matar. El dónde y el cuándo les da igual.