En la política local, si bien con mejores formas que en la nacional --muchas gracias, la buena educación nunca estará sobrevalorada-- asistimos al acordeón de la críticas seguidas de la conciliación y el consenso para acabar en la descalificación y a continuación pasarse a la promesa. O sea, ¿qué más da, si quedan cuatro meses para las elecciones municipales? La alcaldesa ve abrirse nuevos frentes, y reacciona diciendo que los PGE no son los que necesita Córdoba aunque los haya hecho su partido. El portavoz del PP, José María Bellido, se pone las botas criticándolos, pero más tarde, en tono conciliador, acuerda con el PSOE, IU, Ganemos, Cs y UCOR una moción conjunta que aprobó el pleno con las exigencias presupuestarias de la ciudad para mandarlas a Madrid. Luego sacó a relucir a los independentistas, claro, por supuesto, faltaría más, eso es obligatorio hasta en el ayuntamiento de Valdecañas de la Frontera, que quizá exista. Isabel Ambrosio hace lo que puede por buscar soluciones a la lentitud de la Gerencia de Urbanismo, que administra su socio de IU, Pedro García, y, aunque el problema se arrastra desde hace años y anteriores gestiones del PP, es ahora cuando los afectados aprietan (dirán ellos: «¿Y si no, cuando apretamos?»). Eso, y la contratación de personal para atención social, y los veladores, y la ordenanza de las licencias.... Mucho por hacer, el tiempo que se apelotona, el acordeón que desafina y, mientras, la edad media de los cordobeses supera ya los 42 años. Ay, jóvenes, ¿quién traerá la fórmula para que no os marchéis?