El miedo al extranjero o inmigrante, que es precisamente de lo que se trata el sentimiento xenófobo tiene una raíz profundamente irracional. Sobre todo cuando es una emoción que tiene que ver con estereotipos y no con la realidad. Así lo ha puesto de manifiesto la delegación cordobesa de APDH que coincidiendo con el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ha presentado recientemente los resultados de una encuesta realizada a los cordobeses. El resultado deja claro que la realidad y los sentimientos o percepciones de los cordobeses divergen de una manera radical: el 60% considera que hay demasiados refugiados cuando en realidad la población extranjera es el 2,6% del total. Y no solo eso, sino que el 70% de cordobeses encuestado por la entidad cree que los inmigrantes vienen a delinquir. Si este estereotipo se ha asentado en el subconsciente colectivo de bastantes cordobeses es porque alguien no ha debido de explicar bien el fenómeno migratorio no ya en Córdoba, sino es España. Según los datos del INE, en 2017 la población extranjera en España era de 4.572.807 personas o el 9,8% de la población nacional. El saldo migratorio que se viene produciendo es España desde el 2000, viene siendo fruto de ese equilibrio entre oferta y demanda de trabajo que la pujanza económica española presentó como media durante esa década. La situación fue tan rotunda que España ha presentado una de las mayores tasas de inmigración anual del mundo. Por poner un ejemplo, de tres a cuatro veces mayor que la tasa media de Estados Unidos y ocho veces más que la francesa. Actualmente el desvirtuado factor económico relacionado con el fenómeno migratorio está dejando paso al fenómeno humanitario. Y es aquí donde no se explica bien que la inmigración es un compromiso recíproco no solo con el factor económico, sino con los derechos humanos.

* Mediador y coach