Qué es racismo? Me lo preguntó por primera vez mi hija el pasado domingo y le contesté que es creer que una persona es inferior por el simple hecho de tener un color de piel diferente, unas facciones distintas o haber nacido en otro país. ¿Y qué quiere decir inferior? Pues que la persona en cuestión es menos de todo: menos guapa, menos buena, menos inteligente, menos persona. Pero tú viniste de otro país y no eres «inferior». Claro, porque el racismo es absurdo, no tiene ninguna lógica. Del mismo modo que no tiene lógica el machismo, que considera a las mujeres inferiores a los hombres. Ya lo ves, hija, son mentiras, mentiras de quienes necesitan sentirse superiores y por eso inventan categorías para situarse por encima de los demás.

Explicar el racismo y el machismo a los niños es relativamente fácil, la mayoría enseguida se dan cuenta de que es una postura sin sentido, pero contarles lo que pasó el domingo pasado en Andalucía ya es una tarea más complicada. ¿Cómo puede ser que entre en un parlamento autonómico un partido político que tiene entre sus principales ejes programáticos acabar con los parlamentos autonómicos? ¿Cómo se puede defender que se hará cumplir el orden constitucional, que establece, entre otras cosas, el Estado autonómico con sus correspondientes Estatutos y competencias propias, al tiempo que se promete que se suspenderá la autonomía de Cataluña pero también se quitará la gestión de sanidad y educación a todas las comunidades? ¿Cómo se puede defender la expulsión inmediata de todos los imanes que desprecien a las mujeres y a la vez querer acabar con lo que llaman «ideología de género», derogando la ley contra la violencia de género y eliminando las cuotas de la política? Y lo que es más difícil de explicar: ¿cómo puede ser que haya casi 400.000 personas que comulguen con el cúmulo de contradicciones que es el programa de Vox?

Tendremos que explicarles a los niños que las democracias tienen debilidades, una de las cuales es que puedan participar en ella aquellos que la quieren destruir. Y que las mentiras, a pesar de ser absurdas y evidentes, explicadas mil veces, ahora a través de las redes y las noticias falsas, potentes instrumentos de alienación masiva, pueden llegar a parecer verdad. Que los que tienen miedo se las creen, esas mentiras. Creen que las mujeres son en realidad los verdugos que quieren someter a los hombres aunque sean ellas las asesinadas, maltratadas, mal pagadas, relegadas a un segundo lugar. Les dan más miedo los niños que sobreviven a la travesía huyendo de la guerra que los cadáveres que flotan en el Mediterráneo, los muertos no les parecen amenazantes porque no se han imaginado que podrían ser ellos los ahogados por la violencia y el hambre. Han perdido la memoria de cuando fueron ellos los que se iban con una maleta. Han olvidado sus orígenes y por ello no se pueden sentir reflejados en el otro. O tal vez sí y por eso tienen tanto miedo y por ello necesitan una ideología aparentemente fuerte donde esconderse.

* Escritora