Ese es el aspecto que presentaba ayer la calle Fernando de Córdoba, igual que el día 16 de agosto a las 8 de la tarde. Soy propietario de un comercio en la citada calle, y una vez más, como en años anteriores, la voracidad recaudatoria del Ayuntamiento o de la empresa que explota los parquímetros supera todas las imaginaciones del sentido común. Vaya mi enérgica queja al controlador Nº 9 de ese día y a esa hora, el cual va paseando a la caza y captura del que aparca como si de una carrera contrarreloj se tratase (ya que no hay tráfico en Córdoba) para inmediatamente colocarle la multa en cuestión. LLevaba 8 minutos mi coche en la citada calle, estaba bajando un paquete en mi comercio y de testigo el portero de la finca, el cual advirtió al controlador que se trataba de mi coche y que acababa de llegar, pero no me dio tiempo y cuando salí me encontré la multa, por el motivo de estar al acecho para la recaudación voraz a todo el que se mueve, pues a esas horas y en estas fechas las calles están completamente vacías de tráfico y todos los aparcamientos libres. Señora alcaldesa, los ciudadanos estamos hasta las cejas de pagar impuestos y recibir acoso y derribo en cuanto te descuidas cinco minutos por parte de unos controladores que al parecer no sé qué buscan con estas actuaciones, quizá el reengancharse como en la mili lo hacían los cabos primeros. Ya está bien, señora alcaldesa, ya está bien de acosar a los ciudadanos de esta manera, ponga usted un poco de orden ante estas tropelías que a diario sufrimos, al menos en agosto a las ocho de la tarde cuando Córdoba está desierta.

<b>José Jiménez</b>

Córdoba