Bajo este evocador título se ha celebrado en Moguer un encuentro internacional de escritores. Este evento es un referente en la poesía social actual. Ha contado con la participación de intelectuales de diferentes países, Colombia, Cuba, Marruecos, Francia, Portugal, etc. Esta edición ha estado dedicada a las mujeres y la poesía, y por lo tanto se ha ejercido una contundente reivindicación contra la violencia de género. El programa de actividades ha sido interesante y variado. Aunque todos los intervinientes son dignos de ser destacados, por cuestión de espacio solo resaltaré algunos. Juan Calle, sus poemas son precisos, inteligentes, acceden a las emociones, poseen tal potencia que hacen estallar las conciencias. Javier Arnaiz, textos de abrumadora intensidad, honestos, poseen luz y memoria. Eladio Méndez nos sorprendió con una impactante performance, implacable, que pone de relieve el papel de las mujeres en la actualidad. María Gutiérrez y Maribel Díaz presentaron el Manifiesto de Escritoras Canarias, documento que camina con pisada firme, donde las verdades desoladoras emprenden la búsqueda de las consignas formuladas, que irrumpen y radiografían el dolor sordo. Marcelo Díaz, autor de la revista poética Azharanía. En su exposición, el poema y la escultura forman una unidad, mencionar una obra homenaje a Zenobia y Juan Ramón, en la que dos piezas de madera, de olivo para ella y de bubinga para él, se adentran una en otra como un templo de amor y de su encuentro nace un beso. Pedro Gómez, en sus grabados, la poesía como germen y elemento nutriente de la creación gráfica, y junto a ella, el grabado xilográfico sobre plancha de madera. María Ángeles Pérez y Monserrat Villar, que presentaron la Asociación Genialogías de poetas mujeres. Laarbi Ghajjou, que subrayó que en la cultura en general y la poesía en particular la mujer árabe tiene su lugar reservado. El barco de Voces del Extremo ha tenido un recorrido sin incidentes, gracias a que está comandado por un gran capitán, Antonio Orihuela, que es un creador extremadamente lúcido, coherente, reflexivo. Nosotros-as, los que observamos el tema del maltrato desde la orilla, sin perder de vista el horizonte, debemos alentar a las víctimas para que griten, que no callen, porque «el silencio estimula al torturador...»

<b>Pilar Redondo</b>

Escritora