Acusar de «negligencia criminal» a los responsables del centro comercial de la ciudad siberiana de Kémerovo, donde murieron 41 niños tras un incendio en el que perecieron un total de 64 personas, no esconde que su Administración no había certificado bien las condiciones de seguridad y las irregularidades del centro en materia de emergencias, un asunto en el que Rusia debe avanzar.