Este viejo enemigo, que en otras formas distintas tiene registrado sus ataques a la humanidad, satánico, implacable, voraz e invisible, ya se había anunciado con la intención de arrasarlo todo, como, según Shakespeare, lo hacía el bosque animado que se aproximaba a la fortaleza donde Macbeth se refugiaba, que, alucinado y ensoberbecido, desoyendo los avisos que le llegan, se retrataba en cuanto él mismo es. Mientras que como mal actor oyéndose desafiante se arrebata y contonea, presentando la vida como un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que nada significa; como aparentan las últimas y tristes sesiones parlamentarias en su encuadre esperpéntico.

Decía F. Quesnay que el despotismo es imposible si la nación está ilustrada. Y Napoleón, que interesarse por los intereses de todos es propio de un gobierno ordinario; preverlos, sin embargo, es digno de un gran gobierno. La conquista, como también apuntaba el corso francés, me hace ser lo que soy; solo ella me puede mantener. Por tanto la utilización de malas artes para la construcción de poder, y las inevitables consecuencias del nefasto y concernido accionar no tardan en acumularse. Y ocurre que cuando ese afán se desarrolla y prevalece lo construido acaba en desequilibrio y derrota, aunque el precio de esa locura y del revés producido se cargan siempre sobre los hombros de los gobernados arrastrándolos a la ruina, sufriendo más sobre todo los más desfavorecidos.

Este Macbeth, o a un remedo de alguien como él cabría suponerle, es contradictorio y caótico, confuso y torpe, ineficaz, imprevisor y bellaco, con un exceso en algunos de tales aspectos que no alcanza fondo. Además crece en su mal compuesto carácter codicia tan insaciable que si pudiera acabaría acaparando todo lo que no tiene, como la salsa que más hambre le diera, haciéndole emprender para laminarlos injustos pleitos contra tirios y troyanos, fecundo en variaciones sobre cada agresión, practicadas de muchas maneras. Echaría la miel de la concordia a los infiernos, turbaría la paz y destruiría la unidad de la patria.

* Doctor ingeniero agrónomo. Licenciado en Derecho