El violinista de una sola melodía de la avenida del Aeropuerto tocaba para recoger los euros con los que sobrevive. Muchas horas después, en el Colegio de Arquitectos, un palacete modernista ligado al Art Noveau y concebido en principio como mansión altoburguesa por Adolfo Castiñeyra, cuyo salón principal conecta a la perfección con quienes utilizan la tarde para contrastar opiniones detrás de una copa, Paco Solano Márquez daba una charla sobre el alcalde (de 1951 a 1962) Antonio Cruz Conde, en presencia de su hijo, canónigo, Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil. En dirección hacia la zona que el bar-cafetería Gaudí elevó a los cielos en una época en que la crisis era un fenómeno por venir, cerrado por segunda vez, vemos ahora una cafetería de productos ibéricos con un aspecto acorde con el pleno centro, frente al Corte Inglés. Camino para Ciudad Jardín, dejando atrás la exaltación de la saeta en el Círculo de la Amistad, la serenata de Noches de mi Ribera en la plaza de Capuchinos, y la Música Antigua en Orive, que para algo estamos en los prolegómenos de la Semana Santa. Llego al final de la calle Concepción y allí, en la avenida de la Victoria, veo al violinista de una sola melodía de la avenida del Aeropuerto que se ha venido al centro a finalizar el ciclo del hambre. Enfrente, donde el escenario circular de la Banda Municipal permanece en un silencio con futuro, se exhibe la exposición 50 fotografías con historia dentro de la XVI Bienal. En el Mercado Victoria, el espacio que fuera el más elitista de la ciudad convertido ahora en modelo de capitalismo transigente, Alcaracejos exhibe su Centro Termal Los Pedroches en el que refleja cómo un pueblo ha sido capaz de elevarse hasta las alturas de un silo de los años sesenta, en el que las antiguas celdas se convirtieron en piscinas, baños turcos y saunas. Esta noche, muy lejanos de aquellas primeras elecciones municipales de abril de 1979, volvemos para atrás, nos vemos más jóvenes y pensamos que la democracia todavía es posible. Sobre todo si mantiene el periodismo, sin el que no hay referencia democrática sino poder sostenido en noticias falsas.