Atentar contra la libertad sexual de alguien con violencia o intimidación es un delito de agresión sexual según el art 178 del Código Penal y es obvio que sobre el papel todos podemos ser sujetos activos o pasivos de este delito. Y lo digo por esa falacia de mitin barato en la que incurren los de algún partido sobre que las políticas de género deben abolirse porque los hombres también son “género” y no están protegidos por ellas. Llevan razón, por ejemplo, en que todos podemos ser víctimas de este delito.

La cuestión está en que en el siguiente art. del Código Penal, el 179, se concreta , especifica y agrava la cosa cuando la agresión tiene un nombre: Violación, violación con todas sus letras. Es decir, cuando hay acceso carnal vía vaginal, anal o bucal (incluso si lo que se introduce es cualquier otro miembro -ademas del viril - u otro objeto, si se hace por cualquiera de las dos primeras vías). Las combinaciones son múltiples si se ponen a imaginar quien introduce, a quién y qué miembro o cosa se introduce.

Y ahora que ya han hecho todas las combinaciones posibles, me van permitir que les lleve a dos conclusiones simplísimas : la primera, que solo podemos ser víctimas de una violación vía vaginal quienes tengamos vagina y, la segunda, que los hombres sólo pueden ser violados si se les introduce “algo” por el ano. Simple.

En la mente legislatoris estaba cuando se reformaron los delitos de agresión sexual y, en consecuencia, la violación, que los hombres pudieran ser también víctimas (cuando yo estudiaba derecho penal solo podíamos imaginar la violación como delito cometido contra las mujeres) y de ahí la ampliación de la violación por vía anal, única por la que un hombre puede sentir en su cuerpo que le invaden, que le penetran, a la fuerza o con intimidación, ya sea otro varón, o incluso una mujer, porque se contempla que se haga con otro miembro distinto al viril, o cualquier objeto.

La pregunta que me hago, llegada a este punto, es ¿cuantas violaciones masculinas hay cada año? ¿cuantas se denuncian y se persiguen? Si las hay... ¿qué sexo tiene generalmente quien viola a un hombre, o a un niño? ¿hay algún caso de violación grupal en plan manada de mujeres contra un hombre, o un menor, introduciéndole por la fuerza y contra su voluntad objetos por el ano en un portal de madrugada?...

Me encantaría conocer las estadísticas, que se hicieran públicas y que fueran objeto de debate por algunos grupos políticos que denuncian de manera sistemática -nauseabunda para algunas, entre las que me hallo-, que hombres y mujeres ya somos iguales y que, por tanto, sobran las políticas de género, o las políticas que protegen a las mujeres. Parten del simplista argumento de que no habiendo actualmente desigualdad (porque lo dice la Constitución ) no debe haber trato de favor y olvidan, en un fallo intelectual de primer grado, que ni siquiera es una cuestión de desigualdad -que también- porque, en realidad, se trata de algo más básico y primario: de genética, de fisiología, de naturaleza, de predisposición, de historia y desde luego de educación y cultura. Todo esto hace que haya, desgraciadamente, determinados delitos que solo son cometidos por hombres contra mujeres, e incluso por hombres contra otros hombres y nunca por mujeres contra hombres, porque si ocurre serían tan excepcional que resultaría hasta de chiste y la excepción que confirmaría la regla: Los violadores son hombres.

Entérense ya de una vez de que las violadas somos mujeres, que tenemos derecho a ir de noche solas, que tenemos derecho a ponernos una minifalda, incluso sin medias en invierno, enseñando los muslos prietos y hasta con generosos escotes, si nos da la gana y que nadie, esto es ningún hombre, tiene derecho a taparnos la boca, introducirnos en un portal, o en un maletero, incluso a llevarnos por las buenas a su casa, copa de cava en mano y cuando le digamos no, aunque sea bajito, sin aspavientos y hasta con voz aterciopelada, se crea en el derecho de seguir adelante e introducirnos su miembro viril, o lo que sea, por cualquiera de nuestros dos orificios.

La violencia machista es la violencia que nos mata y nos viola a las mujeres, y esa violencia es, desgraciadamente, de hombres contra mujeres y no a la inversa, precisamente por eso necesitamos políticas que luchen contra ella, medidas que nos protejan, tipificaciones específicas en el Código Penal, concienciación social y toda una suerte de medidas y apoyos que espero no necesiten aplicar nunca en su vida aquellos hombres y hasta mujeres que se oponen indignamente a ello.

Las políticas y los discursos que ahora se escuchan de “igualdad” -en realidad desigual-, oponiéndose a declaraciones institucionales unánimes que ningún daño hacen, producen cada vez más sarpullido y están provocando a la contra movimientos a los que desde ahora me uno, como ese que nació en Chile el año pasado, de cuatro jóvenes que se autodenominan “Latesis”. Como ellas, digo que el violador es siempre un hombre y sí, quiero a toda costa proteger a mi hija... y a todas las hijas y hermanas y madres y a todas las mujeres, cuando salen de madrugada y hallan un mal nacido que las acecha tras la esquina que las deja muertas, o rotas para siempre o, como muy poco, violadas.

Como ellas y el resto de las mujeres del mundo que ya se manifiestan en grupo, vestidas de fiesta, con los ojos tapados con una venda negra, coreando a modo de himno, mientras bailan, hoy les digo:

“Y la culpa no era mía, ni donde estaba, ni como vestía, el violador eres tú…”.

* Abogada