Hasta hace muy poco los Reyes Magos venían de Oriente. Y la verdad es que era perfecto, pues de tanto venir de allí, o sea, siglos y siglos viniendo del mismo sitio todos ya sabíamos a qué venían, cómo venían y de qué manera venían. Esto lo sabíamos padres, hijos, abuelos o lo que es lo mismo toda la familia. Pero hete aquí que nos encontramos en una era en la que los Magos de Oriente de donde vienen ahora es de los ayuntamientos patrios. Y no vienen solos como es de suponer, sino que todos van empotrados en sus respectivas cabalgatas. Y tanto unos como las otras vienen siendo en demasiados consistorios el soporte perfecto no para dar cumplida cuenta de la tradición y la ortodoxia oriental y cristiana, sino para el carnaval del politiqueo y la desamortización de las costumbres. Aquellos pasajes evangélicos que iban conformando las distintas carrozas de las cabalgatas de no hace tanto tiempo se han convertido en dragones, personajes de la Guerra de las Galaxias, entes carnavalescos y todo tipo de atrezo y extras cuyo principal objetivo parece ser el de recordar de todo menos la auténtica esencia de los Reyes Magos de toda la vida. Carmena dio el cante el año pasado con sus Reyes de Desoriente. Y ya lo creo que desoriento a grandes y chicos. Y este año La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òminum Cultural han iniciado una campaña para animar a la población a recibir a los Reyes Magos con farolillos independentistas en la cabalgata del próximo día 5 en Vic y pedirles para 2017 la república catalana. ¡Que vienen los Reyes Magos! Ante esta mágica expectativa de siempre ya no cabe esperar solo esos sueños hechos regalos, sino politiqueo maniqueo y/o desamortización de la tradición. Tanto uno como la otra ninguna viene de Oriente, sino de audacia de algún desorientado.

* Mediador y coach